La Operación Barbarroja Fue MUCHO PEOR de lo que Crees | Documental скачать в хорошем качестве

La Operación Barbarroja Fue MUCHO PEOR de lo que Crees | Documental

En la Europa posterior a la Primera Guerra Mundial, el ascenso paralelo del nacionalsocialismo y del comunismo soviético configuró un antagonismo ideológico que se transformó en rivalidad geopolítica. Aunque ambos sistemas compartieron momentos de cooperación pragmática —especialmente tras el Tratado de Rapallo y la colaboración militar secreta durante la República de Weimar—, la tensión ideológica se intensificó con el ascenso de Hitler y el fortalecimiento del régimen de Stalin. La percepción alemana del Este como espacio vital y la necesidad soviética de ganar tiempo frente al rearme alemán convergieron finalmente en el pacto Ribbentrop–Mólotov de 1939, cuyo protocolo secreto reorganizó el mapa de Europa oriental y permitió la invasión de Polonia por ambos Estados. El triunfo alemán en Polonia y, posteriormente, en Francia alimentó la convicción de Hitler de que la Unión Soviética era vulnerable. Las purgas del Ejército Rojo, la Guerra de Invierno y la subestimación de la capacidad industrial soviética reforzaron esta percepción. En diciembre de 1940, la Directiva Nº 21 estableció la Operación Barbarroja, concebida como una campaña rápida destinada a destruir al Ejército Rojo en la franja occidental del país. La planificación estuvo marcada por tensiones entre criterios militares y objetivos ideológicos, sin un centro de gravedad estratégico claro. El 22 de junio de 1941 comenzó la ofensiva alemana, la mayor operación militar organizada hasta entonces. Los avances iniciales de los Grupos de Ejércitos Norte, Centro y Sur produjeron cercos masivos como Białystok–Minsk, impulsados por la coordinación entre blindados y aviación. Sin embargo, el ritmo acelerado ocultó déficits logísticos que se agravaron con la ampliación del frente y la profundidad estratégica soviética. Paralelamente, la invasión estuvo acompañada por órdenes que institucionalizaron la violencia contra comisarios, civiles y prisioneros, integrando a la Wehrmacht en políticas de represión y exterminio en Bielorrusia, Ucrania y los Países Bálticos. A medida que avanzaba el verano de 1941, el Ejército Rojo reorganizó sus defensas, trasladó industrias al interior y estableció nuevas líneas de resistencia. La prolongación de la campaña, el desgaste material y las decisiones estratégicas contradictorias culminaron en el fracaso alemán ante Moscú, donde la rasputitsa, el invierno temprano y los contraataques soviéticos sellaron el colapso del plan inicial.