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https://www.paypal.com/donate?hosted_... "Yo fui católica. Recité el rosario, besé imágenes, encendí velas a santos que nunca me escucharon y asistí a misas creyendo que allí me ganaba el cielo. Me enseñaron que María me salvaría, que el sacerdote podía perdonar mis pecados y que el purgatorio era mi esperanza si no era lo suficientemente buena. Todo eso era mentira. Abrí la Biblia por mí misma y descubrí que Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5), que solo su sacrificio en la cruz me limpia de todo pecado (Hebreos 10:10-14) y que no hay otro nombre dado a los hombres en el que podamos ser salvos (Hechos 4:12). La verdad me mostró que no necesito reliquias, indulgencias ni sacramentos para recibir la gracia: solo necesito a Cristo. Hoy ya no vivo engañada; fui rescatada de una religión llena de tradiciones humanas y ahora sigo a un Salvador vivo que no está en un altar ni en una imagen, sino reinando en gloria.""Yo fui católica desde que tengo memoria. Aprendí a rezar a María antes de leer un solo versículo de la Biblia. Me dijeron que si me confesaba con un sacerdote, Dios me perdonaría. Me hicieron creer que la salvación dependía de mis buenas obras, de misas, de rosarios y de velas. Pero todo eso era una mentira piadosa… una mentira mortal. Un día abrí la Biblia sin el filtro de la tradición, y lo que encontré me sacudió: ‘En ningún otro hay salvación’ (Hechos 4:12). No decía María, no decía el Papa, no decía la Iglesia; decía solo Jesús. Leí que ‘hay un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo’ (1 Timoteo 2:5). Y entendí que todas esas imágenes, procesiones y santos no eran un camino a Dios, sino un obstáculo que me alejaba de Él. Me habían dicho que el purgatorio me purificaría… pero la Biblia dice que la sangre de Cristo me limpia de todo pecado (1 Juan 1:7). Me dijeron que la misa era el mismo sacrificio de la cruz… pero Hebreos 10:14 dice que con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Me enseñaron a temerle a la muerte… hasta que conocí al que venció la muerte. Hoy no sigo a una iglesia que se sienta en un trono de oro, sigo a un Rey que se humilló hasta la cruz. Ya no beso imágenes que no hablan, sigo al Dios vivo que me habla por su Palabra. No espero en un purgatorio inventado, espero la promesa de vida eterna. Y si tú eres católico, quiero que lo sepas: la verdad no es una religión, es una Persona… y su nombre es Jesús. Sal de la mentira, deja la tradición, y abraza al único que puede salvarte."Nunca me enseñaron a leer la Biblia por mí misma. Me decían que la Iglesia me la explicaría, que el Papa tenía la última palabra. Pero un día, por curiosidad, abrí las Escrituras… y descubrí algo que cambió mi vida: la Biblia contradice mucho de lo que me enseñaron. Allí leí que ‘mi pueblo perece por falta de conocimiento’ (Oseas 4:6). Entendí que estaba en una religión que habla de Cristo, pero lo reemplaza con imágenes, santos y ritos. Me habían dicho que María intercede por mí… pero la Biblia dice que hay un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo (1 Timoteo 2:5). Me dijeron que el purgatorio me purificaría… pero la Biblia enseña que la sangre de Cristo me limpia de todo pecado (1 Juan 1:7). Me dijeron que debía recibir la misa cada domingo para ser salva… pero Hebreos 10:14 dice que con una sola ofrenda, Cristo hizo perfectos para siempre a los santificados. El día que entendí la verdad, lloré… porque me di cuenta de que toda mi vida había confiado en un sistema, no en un Salvador. Salí de esa religión que mezcla verdad con mentira, que adorna la fe con oro y tradiciones humanas, pero oculta la simplicidad del evangelio. Ahora sirvo al Dios vivo, no a un Cristo muerto en un crucifijo. Ahora leo la Palabra y escucho su voz, no la de un hombre en Roma. Por eso hoy te lo digo claro: la religión no salva, el Papa no salva, María no salva… solo Jesús salva. Sal de la tradición y abraza la verdad, porque ‘conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres’ (Juan 8:32)."