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Olmo centenario // Cartuja de Granada

Olmo centenario, patio de la Cartuja de Granada Alzado un poco en la ladera, al norte de la ciudad de Granada y cerca del barrio del Albaicín, se encuentra el monasterio de la Cartuja. Antiguo edifico que albergó una comunidad de monjes cartujos desde su construcción, 1516 hasta 1835. Queda ahora muy dentro del Campus Universitario de la Cartuja, rodeado de almendros y siempre mirando al sol de la tarde. En su ancho patio, empedrado y con algunos arriates a los lados, crecía y crece un hermoso olmo. Lo conocí yo cuando estaba poblado de grandes y gruesas y era fantástico su follaje. Viejo ya como el mismo tiempo, misterioso y bello como lo son los atardeceres de Granada. Pero unos años después, una extraña enfermedad extendida por muchos sitios y entre los árboles de esta especie, le atacó. Para salvarlo, de alguna manera, le cortaron sus ramas, dejando solo el grueso tronco. Brotó al llegar la primavera siguiente y otra vez pareció llenarse de vida. Pero ya no mostraba la misma belleza. Solo su grueso tronco y débiles tallos verdes sin apenas apariencia. Pero una tarde, cuando todavía sus ramas estaban llenas de vida y por eso mostraba la mejor belleza, escribí yo para este olmo un sencillo poema. Solo para disfrutar de su misterio y para que, de alguna manera, quedara perpetuado en el tiempo. Y también para que se supiera la grandiosa belleza del centenario olmo en el patio de la Cartuja de Granada. Ahora aquí muestro algunas fotos tanto de este singular edificio como del olmo que ya he dicho. Y también entrego el sencillo poema que aquella tarde escribí, mientras lo contemplándolo meditaba. Olmo centenario clavado entre las piedras del viejo patio, siempre fuerte y sereno y eterno rezando ¿Qué guardas entre las ramas tan callado? Olmo viejo y joven, verde como un prado y todo lleno de llagas por los años ¿Quién te plantó aquí, por qué y cuándo? Te miran los que llegan asombrados, te mece el viento del verano, te azotan las lluvias y los hielos blancos, pasan las tardes, los días, los años y tú orgulloso en tu trono digno, gallardo, dando sombra al que llega y aunque estás preñado de historia y leyendas vives callado, clavado en el tiempo y las piedras de tu viejo patio. ¿Quién te plantó aquí, por qué y cuándo olmo hermoso y verde, joven y centenario?