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La derrota ante EEUU en 1898 y la pérdida del imperio colonial español generó una sensación de pesimismo y de crisis nacional que se reflejó gráficamente en el artículo publicado el 16 de agosto de 1898, por el nuevo líder conservador Francisco Silvela titulado “España sin pulso”. La situación política exigía un cambio de rumbo que aceleró el final de la regencia de María Cristina de Habsburgo y la subida al trono de Alfonso XIII en 1902, con 16 años de edad. Rasgos de su reinado fueron su protagonismo político, unido a la desaparición de Cánovas y Sagasta, la inestabilidad política y el protagonismo militar. La primera etapa de su reinado estuvo marcada por el regeneracionismo, corriente ideológica que denunció el sistema político de la Restauración, y realizó propuestas para la modernización política, social y económica del país. Con destacados representantes como Joaquín Costa y Unamuno que censuraron el sistema político y falseamiento de la democracia. Hubo un regeneracionismo desde dentro del sistema de la Restauración o revisionismo político (Maura, Canalejas), y otro opuesto al sistema (socialistas, anarquistas, republicanos, carlistas y nacionalistas). Los intentos de regeneración del sistema y su fracaso se produjeron de 1902-1914 y cuya culminación fue la dictadura militar del general Miguel Primo de Rivera y los gobiernos presididos por militares del final de su reinado. El revisionismo político intento modernizar el sistema político de la Restauración, pero sin alterar las bases del sistema y sin afrontar el reto de una verdadera participación política democrática. Cambiar para que nada cambie, esa es la actitud que explica todo lo que desde los grupos sociales dominantes se haría entre 1898 y 1919 y que puede resumirse en un revisionismo o reformismo. En los cinco primeros años del reinado de Alfonso XIII se mantuvo el turnismo entre gobiernos conservadores y liberales poniéndose de manifiesto la crisis de jefatura, el problema del “delfinado” y la falta de unidad de ambos partidos. Silvela lideró el Partido Conservador tras el asesinato de Cánovas. En sus cortos gobiernos inició una política reformista, para ello creó los ministerios de Instrucción Pública y de Agricultura; Fdez. Villaverde reformó la Hacienda, y Eduardo Dato retomó la legislación social iniciada en la I República. Maura le sucedió en 1903 y protagonizó el revisionismo conservador; presidente en el Gobierno corto (1903-1904) y en el Gobierno largo (1907-1909). La intención de Maura era realizar una “revolución desde arriba”, reformando lo estrictamente necesario y así mantener las bases fundamentales del sistema. Llevando a cabo una política encamina a las mejoras sociales para lograr evitar la revolución desde abajo: reformo la ley electoral de 1902, la ley del descanso dominical, la creación del Instituto Nacional de Previsión (antecedente de la seguridad social), la Ley de Administración local de Dato y la ley de Mancomunidades. Defendió la neutralidad española en la I Guerra Mundial. La crisis de 1909 terminó con su mandato. El revisionismo liberal lo protagonizó José Canalejas (1910-1912), en su programa admitía la intervención del Estado en la economía y la sociedad, separación Iglesia-Estado (Ley del Candado 1910), incrementó la protección legal a los trabajadores, eliminación de impuestos de consumo, aprobó la Ley de Reclutamiento (1912) que establecía el servicio militar obligatorio en época de guerras, sin exenciones; y democratización del régimen. La crisis del sistema la Restauración se acentuó con la muerte de Canalejas. Las fuerzas políticas de oposición se fueron reforzando, estas eran: El republicanismo, principal fuerza de oposición, pero fragmentada en diversos grupos, defendían el progreso y la justicia social. En el reinado de Alfonso XIII surgen dos nuevos partidos: Partido Radical fundado (1908) por Lerroux, anticatalanista, anticlerical y revolucionario; y el Partido Reformista (1912) fundado por Melquiades Álvarez, más moderado que llegaba a admitir la monarquía democrática y social. Los nacionalismos, el más implantado era el catalán, y el partido más arraigado la Lliga Regionalista, conservadora. En 1906 nace Solidaritat Catalana, agrupación interclasista para defender los derechos de Cataluña. En 1922 el Estat Catalá dirigida por Maciá. . El nacionalismo vasco seguía teniendo su principal expresión en el PNV. También creció el nacionalismo gallego (Solidaridad Gallega), junto al regionalismo valenciano y andaluz. Los socialistas, en su rama política (PSOE) y sindical (UGT) continuaban su lento crecimiento, principalmente en Madrid, País Vasco y Asturias. Sin renunciar a la revolución social, cada vez participaban más en la vida parlamentaria, así en 1910 Pablo Iglesias se convirtió en el primer socialista en acceder a las Cortes. Los anarcosindicalistas fundan en 1910 la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) que llegó a ser el sindicato mayor de España.