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Reconocimiento viudas de Pastores / IEP Sargento Aldea

Trabajaron casi siempre desde el anonimato, pasando desapercibidas; en muchos casos, su nombre solo fue conocido por la grey les sustentaba. No obstante, “el corazón de su esposo, el pastor de la Iglesia, estuvo en ella confiado”. Se levantaron desde las sombras, para brillar con la gracia divina en los momentos en que el Pastor, la Iglesia y la obra más lo requerían. Su esposo se ha ido, el pastor de la Iglesia terminó su tarea, ya descansa en los brazos del Señor; y ellas permanecen entre nosotros, como ejemplos de abnegación y fidelidad. Han descansado del incesante trajín de la casa pastoral con sus múltiples roles y labores Hoy nos toca cuidarlas, servirlas y amarlas, porque “Dios es el esposo de las viudas” y el que levanta bandera por ellas. “Muchas mujeres hicieron el bien, pero tu sobrepasas a todas… Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos”. Proverbios 31: 29 y 31