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🎄 FELICES FIESTAS 🎄 ✨ Escucha nuestras historias desde donde sea, encuéntranos en Spotify y no te pierdas ninguna ➤ https://tinyurl.com/historiademivida 🎧✨ ¿Quieres más historias? Aquí te dejamos algunas: ✨ A mis padres solo les importa mi belleza ➤ • A mis padres solo les importa mi belleza ✨ Soy una Barbie de la vida real ➤ • Soy una Barbie de la vida real ✨ La chica que encontró el amor en las profundidades del océano ➤ • La chica que encontró el amor en las profu... “¡OIGAN! ¡DETÉNGANSE! ¡ESE ES MI AUTO!” Corrí hasta los dos hombres que estaban remolcando mi auto en el estacionamiento de la escuela. Apenas llegué hasta allí empujé a uno de ellos. “¡Oye, relájate! Estamos aquí para entregarte tu auto nuevo y llevarnos éste.” Me quedé mirándolo confundido hasta que apuntó a un auto nuevo deportivo con un lazo rojo. “¿Un Lamborghini? ¡¡OOOH SÍ, BEBÉ!!” Hola, me llamo Nahuel y vivo en el lujoso lado Este de Nueva York. Por favor denle me gusta y suscríbanse. Cuando éramos niños, mi hermana Lily y yo lo teníamos todo, excepto una madre, quien nos abandonó cuando éramos muy pequeños. Cuando se fue, papá se sumergió en su trabajo y en tan solo pocos años se convirtió en uno de los hombres más adinerados de la ciudad. Apenas lo veíamos, pero sí veíamos su dinero. Nos compraba cualquier cosa que quisiéramos, desde lo último en ropa de diseñador hasta los dispositivos más actualizados, lo que nos hacía populares en la escuela. “¡Hermano! ¿Es ese el último iPhone? ¿Dónde lo compraste? ¡Ni siquiera lo tienen en las tiendas todavía!” “Ah, mi papá habló con los de Apple y personalizaron uno para mí.” Me encantaba ver la mirada en sus caras cuando se daban cuenta de lo rico que era. Cuando estábamos en la secundaria, Lily y yo prácticamente vivíamos por nuestra cuenta. Eso significaba que nos metíamos en muchos problemas, pero papá siempre compraba nuestra libertad, hasta un día en que Lily usó su tarjeta de crédito para comprar docenas de ropas de diseñador y entregárselas a personas sin hogar. Cuando él recibió una llamada del banco, vino a casa inmediatamente. “¿En qué estabas pensando?” “Relájate, papá. Solo estaba haciendo algo de caridad. Algo que tú deberías hacer más.” “¡Estás castigada por un mes y me quedaré con todas tus tarjetas de crédito!” “¡MUY BIEN! ¡Al menos conseguí que vinieras a casa!” Corrió hasta su cuarto y cerró de un portazo. “¿Dónde quedó mi pequeña niñita dulce?” Papá parecía muy triste, pero ¿qué esperaba si siempre estaba fuera? En mi cumpleaños número 18, por ejemplo, me sorprendió con un auto deportivo de último modelo. Quiero decir, era un regalo bastante genial, pero él no estuvo ahí para celebrar conmigo. Dentro del auto nuevo había un sobre que contenía una tarjeta de cumpleaños y una tarjeta de crédito negra. “Querido hijo, los 18 solo se cumplen una vez. Por favor, usa la tarjeta para divertirte con tus amigos. Ah, y espero que te guste el color que escogí para tu auto, si no es así, házmelo saber y te enviaré otro.” La tarjeta ni siquiera estaba escrita a mano. Estoy seguro de que le pidió a algún asistente que la escribiera. “Bonito auto, ¿venía con buena pinta?” Levanté la mirada y vi a Braulio, mi archienemigo, con su pie en el capó de mi auto. Escuché una risa y me volví sorprendido al ver a mi propia novia, Maya, riéndose con el chiste de Braulio. “¿En serio, Maya?” “¿Qué? Fue gracioso.” A veces me preguntaba por qué seguía saliendo con ella. Aceleré el motor pero Braulio ni se inmutó. “Muévete.” “Y si no, ¿qué? En vez de intentar pasarme por arriba, vayamos a una pista de carreras para ver si tu juguetito tiene el poder para vencerme. A menos que te de miedo perder.” Desde que pillé y acusé a Braulio por hacer trampa en una prueba de matemáticas me odiaba con toda su alma y hacía todo lo que podía para molestarme, incluyendo coquetear con Maya, quien parecía disfrutarlo. A veces me preguntaba si realmente le importaba. Ese es el problema de ser rico, nunca sabes a quién le caes bien genuinamente. Justo después de la burla de Braulio, Maya comenzó a corear y todo el mundo la siguió. “¡CARRERA! ¡CARRERA! ¡CARRERA!”