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A partir de este domingo en www.terror-street.com (durante el día abrirán la web) se podrá comprar mi libro de poesía "Follarnos mientras ejecutan a un banquero" por el precio de 8 euros. También habrá envíos a cualquier otro país. Agradecimientos a Humberto Barreira por hacer de cámara. A raíz de algunos comentarios sobre el libro: Era más que previsible que tras anunciar que el domingo se podrá comprar mi libro de poesía, saltaran algunos diciendo que venderlo no es anticapitalista o los que buscan únicamente la manera de tenerlo gratuito. Son los que no valoran el esfuerzo de las cosas, los que tendrían a los artistas que les gustan cantando seis horas seguidas para ellos a cambio de birras, que por supuesto tendrían que pagarse los artistas, ¡no fuera que actuaran como terribles capitalistas exigiendo beber algo! Son los que en teoría andan contra la explotación, pero pretenden sangrar a los músicos o cantantes que les gustan, sabiéndoles mal pagar 5 euros por un concierto u 8 por un libro de poesía. Eso sí, luego en alcohol, tabaco, drogas, ropa o caprichos, no les importa gastar o derrochar. Lo peor es que quienes lanzan las pullitas son gente que, también en teoría, andan dentro del movimiento, no trolls tocacojones, anticomunistas o fachas; aunque su actitud sí sea anticomunista. Lo cual dice mucho de su falta de formación, pues aún espero que me muestren el párrafo donde Marx, Engels, Lenin, Stalin o Mao, digan que vender arte a un razonable precio y sin forrarse, sea capitalista y contrarrevolucionario cuando encima el arte es revolucionario. La cosa es aún más irrisoria cuando llevas años regalando decenas y decenas de canciones o demostrando con hechos que la solidaridad es tu bandera. Pero es que quienes entienden de solidaridad, precisamente son quienes más saben que los solidarios también comemos y tenemos nuestras necesidades humanas. Son los que no la valoran ni la ponen en práctica, los que creen que para contentarles debería dar un concierto en su parque y luego dormir bajo un puente para así poder comentar a sus colegas al día siguiente que soy muy real y molón. Hay pocas actitudes más burguesas que esperar que te lo den todo mascadito y gratis o no valorar el trabajo ajeno. Su concepción de consecuencia es producto de la ignorancia y también a menudo de la mala baba o la jeta desmesurada. Si te gusta lo que hago deberías valorarlo y si siempre te lo he regalado, tratar de apoyar y ayudar un poco aportando 8 euros por un libro de poesía que dura y sirve para bastante más que un cubata que ya casi te cuesta eso, por ejemplo. Ya no sólo por apoyar, sino también por agradecido. Si después de leer esto no puedes entender que las cosas tienen un esfuerzo y un coste, y sigues pensando que no puedo venderlo, mejor deja de escucharme porque yo hago cosas para personas con un mínimo de sentido común. ¿Pretendes que pueda seguir creando si no ayudas lo más mínimo? No se, pero yo las causas justas, las cosas que me gustan, las apoyo; también económicamente, pues llevarlas hacia delante tiene un precio, sobre todo cuando no se tiene la ayuda de grandes compañías o de los mass media. Mejor lee un poco a Marx, Engels, Lenin, Stalin o Mao, y luego me cuentas. Pero desde luego no intentes darme lecciones de comunismo si no sabes lo qué es, si no lo pones en práctica. Precisamente en la URSS o en Cuba se valoraba y valora a los poetas como en ningún otro lugar. Si te sabe mal gastarte 8 euros en lectura y de puta madre en droga u otras cosas prescindibles, empieza a plantearte si lo del anticapitalismo es lo tuyo, que muchos revolucionarios ejemplares compran libros tranquilos por haber empleado bien su dinero y jamás uno de ellos me reprocharía vender un libro de poemas a 8 euros, al revés, conscientes del valor que tiene. Mejor ve a comer a un restaurante y pídeles que no te cobren nada o dile a un médico que trabaje gratis sólo porque le guste salvar vidas, sería igual de absurdo. Si sigues sin entenderlo, no pasa nada, no será tu opinión sin fundamento la que me importe y aún mucho menos la que me llene el plato. Pablo Hasel.