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El Enojo - Padre Freddy Bustamante

En su predicación, el Padre Freddy Bustamante nos invitó a mirar con sinceridad una emoción que todos hemos experimentado: el enojo. El enojo, por sí solo, no es pecado. Es una reacción humana que incluso Jesús vivió —como en el Templo cuando defendió la casa de su Padre—. Pero el Padre Freddy nos recordó que el problema comienza cuando el enojo se convierte en resentimiento, cuando lo alimentamos con orgullo, silencio o palabras hirientes. Entonces, el enojo ya no es justo… se vuelve veneno. Con fuerza y ternura, nos dijo: “El enojo no sanado endurece el corazón e impide la acción del Espíritu Santo”. Y nos preguntó: “¿A quién sigues castigando con tu silencio? ¿A quién necesitas perdonar?” A la luz del Evangelio, comprendimos que perdonar no es olvidar mágicamente ni justificar lo que estuvo mal. Perdonar es liberarse, es poner esa herida en manos de Dios, es decidir amar aunque duela. Porque donde hay perdón, el Espíritu Santo puede entrar y sanar. En esta jornada, muchos descubrimos que nuestro enojo era una herida sin entregar. Y al llevarla a la oración, al poner nombre al dolor, comenzamos a dejar espacio para la paz de Dios. No se trata de reprimir lo que sentimos, sino de ordenarlo con la gracia, de dejarnos moldear por el Espíritu, como barro en manos del Alfarero. “Que el sol no se ponga sobre tu enojo” (Ef 4,26) —nos recuerda San Pablo. Hoy, a la luz de esta enseñanza, pedimos: Señor, sana nuestras heridas. Líbranos del enojo que encierra, y llénanos del amor que libera. Amén. Suscríbete a este canal y compártelo a más personas.