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En la cena mi papá me dijo: “Saca tus cosas, tu tío Pancho va a ocupar tu cuarto”, así que...

En la cena mi papá me dijo: “Saca tus cosas, tu tío Pancho va a ocupar tu cuarto”, así que... "Saca tus cosas, tu tío Pancho se vendrá a vivir aquí y tomará tu habitación", dijo mi padre mientras pasaba las tortillas en la cena familiar, como si estuviera comentando sobre el clima. Lo que él no sabía es que yo era quien había estado pagando secretamente la hipoteca de la casa durante los últimos dieciocho meses después de que él perdiera su trabajo. ¿Debía decirle ahora mismo que sin mis pagos mensuales de $2,800 perderían la casa en noventa días, o dejar que descubriera la verdad cuando dejara de pagar y el banco comenzara el proceso de ejecución hipotecaria? Mi nombre es Miguel Sandoval, tengo veintiocho años, y acababa de ser echado de mi propia habitación—la habitación donde había crecido, estudiado, soñado—para hacer espacio para mi tío Pancho, un hombre de cincuenta y dos años que acababa de perder su trabajo (otra vez) y necesitaba un lugar donde quedarse (otra vez). Estábamos sentados alrededor de la mesa en nuestra casa en El Paso, Texas, una casa modesta de tres habitaciones que había sido el hogar de mi familia durante veinte años.