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La ONCE, su Fundación e ILUNION

El 13 de diciembre de 1938 nace la ONCE gracias al tesón y a la unidad de un grupo de ciegos que creen que sólo tendrán futuro si dependen de su propio esfuerzo. Surge entonces algo más que una organización con nombre de número: se crea un medio para que las personas ciegas se ganen la vida en una España de postguerra y beneficiencia. Comienza un viaje con un cupón de la suerte: el número 922 es el premiado en el primer sorteo celebrado en el año 1939. A este le siguen otros muchos, cada día, permitiendo que las personas ciegas se afiancen en un modelo basado en su propio esfuerzo. Avanzando al ritmo de los nuevos tiempos, los hombres y mujeres de la ONCE también anhelan y luchan por la democracia interna para desde ella, colocar a la Organización a la altura de un país moderno. Más trabajo, más educación, más superación y apuesta por la innovación. Y también con novedades en el capítulo del juego. Los frutos llegan y colocan a la ONCE como referente en prestación de servicios sociales, extendiendo su solidaridad. La solidaridad y la apuesta por la apertura son rotundas, con un paso adelante sin precedentes: en 1988 crea la Fundación ONCE, que pronto se convierte en el mayor motor de formación y empleo para personas con discapacidad de todo el mundo. Sobre estas bases, la ONCE crea ILUNION, el grupo de empresas sociales de la ONCE y su Fundación. La demostración diaria de que el compromiso social es compatible con la eficacia empresarial. ILUNION es el resultado de un esfuerzo de décadas, el testimonio de que la diversidad impulsa el talento, y de que la economía social fomenta las capacidades de todas las personas. Estas y otras iniciativas reafirman a la ONCE en el inicio de siglo como un referente de la discapacidad único en Europa y en el mundo. Una organización democrática, participativa y plural, que lucha por una sociedad mejor para todos. Gracias a esos principios ha conseguido importantes avances clave. La Ley de Economía Social reconoce a la ONCE como un agente económico y social, algo que ya estaba reconocido por todos. La Ley de Juego prepara a la ONCE para los nuevos tiempos, dotándola de seguridad para seguir trabajando para mantener su labor social, para generar empleo. Son nuevas conquistas, nuevos derechos y deberes de los ciegos españoles que siguen aplicando sus mismas recetas: trabajo en equipo, superación, desarrollo personal, transparencia, igualdad, innovación, solidaridad ... son más que palabras, son las ilusiones y los hechos que hoy nos permiten afirmar la solidez y responsabilidad de nuestras actuaciones. Una solidez con la que empezamos a escribir nuestras siguientes páginas. Porque en la ONCE trabajamos para seguir siendo dueños de nuestro futuro.