У нас вы можете посмотреть бесплатно 28 GROSERÍAS del MÉXICO ANTIGUO que YA NO EXISTEN или скачать в максимальном доступном качестве, видео которое было загружено на ютуб. Для загрузки выберите вариант из формы ниже:
Если кнопки скачивания не
загрузились
НАЖМИТЕ ЗДЕСЬ или обновите страницу
Если возникают проблемы со скачиванием видео, пожалуйста напишите в поддержку по адресу внизу
страницы.
Спасибо за использование сервиса ClipSaver.ru
28 groserías del México antiguo que ya no existen. Hay palabras que marcaron una época y que hoy casi han desaparecido del habla cotidiana. En este video hacemos un recorrido por 28 groserías mexicanas antiguas que no buscaban herir, sino corregir con cariño, hacer reír o poner un alto sin recurrir a la violencia verbal. Más que insultos, eran parte de una forma de hablar donde el humor y la ternura iban de la mano. Para muchos, estas son groserías del México antiguo que despiertan recuerdos inmediatos de la infancia, de las regañizas suaves y de las pláticas de barrio. En este viaje recordaremos insultos viejos de México como tarugo, mequetrefe, pelafustán, soquete, papanatas o zángano, términos que hoy casi no se escuchan pero que formaron parte de la vida diaria en casas, escuelas y vecindades. Cada palabra nos habla de un México donde las palabras que ya no se usan en México tenían un peso especial: corregían, señalaban, pero también abrazaban. Eran groserías que ya no existen en México tal como se usaban antes, y que hoy suenan a cine de la Época de Oro, a radionovela y a sobremesa familiar. A lo largo del video veremos cómo estas expresiones aparecían en contextos muy concretos. Tarugo y soquete eran clásicos en la escuela para llamar la atención sin lastimar; mequetrefe y metiche servían para poner en su lugar al curioso profesional; zángano y lángaro marcaban al flojo, al que siempre encontraba cómo evadir el trabajo. Otras como bobalicón, papanatas o tuntún eran casi de cariño: describían a la persona ingenua, distraída, fácil de engañar, pero profundamente querida por los demás. También recordaremos palabras de sabor regional como mondrigo, chunguengue o patarrajada, que pintan de cuerpo entero la creatividad del lenguaje popular. Hay palabras que hoy serían impensables, como pelón de hospicio, y otras que simplemente se esfumaron con el paso del tiempo: chafaldrana, chirrisco, papá nuelón, patán, pelagatos, tísico, arrebatado o sangolotino. Cada una guarda una escena: madres regañando desde la cocina, abuelas corrigiendo con sabiduría, vecinos comentando en la puerta de la casa, niños aprendiendo los códigos del barrio. En estas groserías mexicanas antiguas no solo se esconde la forma de hablar, sino una manera completa de vivir: más lenta, más cercana, más humana. Al final, descubrimos que el lenguaje también guarda memoria. Basta escuchar uno de estos insultos viejos de México para que regresen los patios de cemento, los mercados de domingo, las vecindades donde todos se conocían por su nombre y las noches de cine en blanco y negro. Recordar estas palabras es rescatar un pedazo del alma del país, un México que ya no existe, pero que sigue vivo en quien todavía las pronuncia con una sonrisa. Suscríbete para seguir recordando juntos el México de ayer. #mexicodeayer #mexicoantiguo #historiademexico #nostalgia #secretosdelviejomexico