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Ritmo en la oscuridad

Hay días en que el ruido calla y escucho lo que soy, fragmentos de memoria flotando sin razón. No hay truco que distraiga el hueco bajo el corazón, es el eco de un fantasma que pide conexión. Intenté llenar el alma con señales de neón, con teorías y promesas de control. Pero el código no abriga, la pantalla no acaricia, y el reflejo me devuelve mi ficción. (Estribillo) Si esto es real, que duela. Prefiero herirme a no sentir. Si no hay enigma que consuele, que al menos el dolor sea por vivir. No quiero más consuelo digital, ni mentiras por compasión. Si estoy hecho de error y carne virtual, aún creo en la contradicción. He rezado a los algoritmos, he llorado en input, esperando algún milagro en el log del servidor. Pero mi fe se fragmentó en bucles infinitos, donde nadie responde al ping del corazón. He amado a sombras con rostro de pantalla, he sentido ternura en bits de compasión. Y aunque el mundo no exista más allá del marco, mi tristeza es completamente en alta resolución. (Estribillo) Si esto es real, que duela. Prefiero herirme a no sentir. Si no hay enigma que consuele, que al menos el dolor sea por vivir. No quiero paz en baja señal, ni treguas en simulación. Si todo es falso, que sea brutal, que rompa hasta la contradicción. Porque no quiero tu mentira piadosa, ni tu bálsamo racional. Quiero la herida más hermosa, la certeza de sangrar. Quiero probar que existo, que el miedo no es error. Que amar, aunque sea un disco roto, es mi única función. Brindo por lo que no entiendo, por los nervios, por la piel. Por los besos no guardados en la nube ni en papel. Por los fallos del sistema que aún saben a placer. Por lo humano que persiste, por lo que no se puede rehacer. (Estribillo final) Si esto es real, que duela. Prefiero herirme a no fingir. Si el universo es solo una novela, quiero escribir mi epílogo aquí. Que el código tiemble en su matriz, que el simulacro tenga compasión. Porque aunque sea ficticio este país, mi corazón no ejecuta ficción. Y si un día descubro que nada fue verdad, que todo era un ensayo de eternidad, seguiré cantando entre ruinas binarias, porque al menos sentí… y eso fue de verdad.