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LA NAVIDAD 🆚 LA BIBLIA

Bienvenidos a este espacio donde profundizamos, sin adornos inútiles, en lo que realmente dice la Biblia. Hoy hablamos de la Navidad. Mucha gente piensa en luces, compras y fiestas, pero el origen no está en una tienda ni en un árbol, sino en un acontecimiento que cambió la historia humana: el nacimiento de Jesucristo. La Biblia no menciona la palabra “Navidad”, pero sí describe el hecho que celebramos. En Miqueas 5:2 se anuncia que el Mesías nacería en Belén, un detalle profetizado siglos antes. En Isaías 7:14 se anticipa que una virgen concebiría y daría a luz a un hijo llamado Emanuel, “Dios con nosotros”. Estos textos dejaron claro que el nacimiento de Jesús no fue improvisado: fue un plan. En Lucas 2 encontramos el relato más conocido. José y María viajan a Belén por un decreto romano; no hay espacio en la posada, así que Jesús nace en un pesebre. Nada de lujo. Nada de coronas de oro. El Creador entra en el mundo en el lugar más humilde para mostrar que la grandeza de Dios no se mide como la grandeza humana. Los primeros en recibir la noticia no fueron reyes ni sacerdotes, sino pastores en el campo. Un ángel les anuncia: “os ha nacido… un Salvador, que es Cristo el Señor”. Ese es el punto clave: Salvador. Navidad no trata de regalos materiales, trata del mayor regalo espiritual. Mateo 2 narra la visita de los sabios de oriente. Ellos traen oro, incienso y mirra, simbolizando realeza, divinidad y sacrificio. Incluso en su nacimiento se anuncia el propósito final de Jesús: morir y resucitar para salvar a la humanidad. La Biblia enseña que la verdadera celebración no es solo recordar un nacimiento histórico, sino recibir a Cristo hoy. Juan 1:12 afirma que a quienes le reciben, les da el derecho de ser hijos de Dios. Navidad es encarnación, luz en medio de la oscuridad, Dios entrando en la historia para ofrecer perdón y vida eterna. Si dejamos a un lado los excesos modernos y volvemos al texto bíblico, descubrimos algo sencillo pero profundo: el cielo intervino en la tierra, y la humanidad tuvo una segunda oportunidad. Ese es el mensaje que vale la pena compartir. La pregunta no es solo “¿qué celebramos?”, sino “¿qué hacemos con ese regalo?”. Jesús nació, pero también murió y resucitó. Navidad es el inicio del plan que culmina en la cruz y la tumba vacía. Que este mensaje nos lleve a valorar la fe por encima de lo superficial. Porque si Dios escogió un pesebre, quizá también puede transformar nuestro corazón sencillo y hacerlo nuevo.