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¡Bienvenidos! Soy Aníbal Barca, y hoy los invito a sumergirse en un viaje a través del tiempo para descubrir las increíbles hazañas que forjaron mi legado. Acompáñenme en este fascinante recorrido mientras desentrañamos los misterios y las estrategias que hicieron de mí uno de los líderes militares más destacados de la antigüedad. Sumérgete en la vida y legado de uno de los estrategas militares más audaces de la historia: Aníbal Barca. Desde las majestuosas tierras de Cartago hasta los campos de batalla que hicieron temblar a Roma, este video te transportará a través de los momentos cruciales que definieron su genio táctico y su legado perdurable. Descubre cómo Aníbal desafió los límites de la estrategia militar, atravesando los Alpes con elefantes de guerra y desafiando a un imperio poderoso. Únete a nosotros mientras exploramos las batallas épicas, las alianzas cambiantes y los sacrificios personales que moldearon el destino de imperios. Prepárate para un viaje emocionante a través de la historia, donde el valor, la astucia y la determinación se entrelazan en la extraordinaria vida de Aníbal Barca. Corría el año 247 a.C., y en las llanuras de Cartago, nacía una leyenda destinada a cambiar el curso de la historia: yo, Aníbal Barca. Desde joven, fui testigo de la grandeza y la caída de imperios, pero siempre llevé conmigo la ambición de superar cualquier obstáculo. Mi padre, el valiente Amílcar Barca, lideró a nuestra familia, los Bárcidas, en la expansión y enriquecimiento de Cartago. El apellido "Barca," derivado de la palabra púnica para "rayo," se convirtió en nuestro legado. Pero la riqueza no llegó fácilmente; Amílcar se embarcó en una ardua empresa, conquistando territorios y sometiendo tribus íberas en Hispania. La situación de Cartago era precaria, y para llegar a Hispania, Amílcar llevó a su ejército a través de las Columnas de Hércules, caminando a pie para cruzar el estrecho de Gibraltar. Fue un acto de determinación y valentía que forjó el camino para el destino que me aguardaba. Mi educación fue única. Bajo la tutela del preceptor espartano Sosilos, aprendí las letras griegas, exploré la historia de Alejandro Magno y perfeccioné el arte de la guerra. Fue así como adquirí el "métis," la inteligencia y astucia griegas que me guiarían en las futuras batallas. A los once años, ante mi padre, juré no ser amigo de Roma durante toda mi existencia. Un juramento que resonaría en los anales de la historia. Con solo once años, ya sentía la carga de una enemistad que me acompañaría en cada paso de mi vida. La historia de mi familia es la historia de Cartago, una ciudad que enfrentó desafíos, guerras y la búsqueda incansable de la grandeza. Mi padre y yo contribuimos a esa epopeya, cada uno a nuestra manera. Mi aprendizaje en el arte de la guerra comenzó sobre el terreno, bajo el mando de mi valiente padre, Amílcar Barca. Pero la verdadera maestría táctica la alcancé bajo la tutela de mi cuñado y sucesor, Asdrúbal el Bello. Tras la caída de mi padre en el año 228 a.C. en la lucha contra los rebeldes íberos, Asdrúbal asumió el liderazgo y reconoció mi potencial táctico al nombrarme jefe de la caballería. En este cargo, demostré resistencia, sangre fría y la habilidad para ganarme el respeto y la admiración de mis soldados. La lealtad y el liderazgo se forjaron en las llamas de la batalla.