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Paluso, 31 Navidades combatiendo la soledad: «No queremos que nadie se siente ante una silla vacía»

La Asociación Paluso celebrará los próximos 24 y 25 de diciembre una nueva edición —la número 31— de su ya tradicional Navidad comunitaria en el Paseo Central de la Alameda. Una cita que nació del dolor personal y que, tres décadas después, se ha convertido en un auténtico refugio emocional para cientos de personas que encuentran en estas fechas algo más que una comida caliente: compañía, respeto y familia. “La Navidad de Paluso nace de la soledad”, explicó su presidenta, Chus Iglesias, recordando el origen de la iniciativa en 1995, tras el fallecimiento de su hija mayor. “Éramos catorce personas en una mesa y mi marido y yo nos sentíamos solísimos. Decidimos que nunca más pasaríamos estas fechas solos y que estaríamos rodeados de gente que se sintiera igual que nosotros”. Desde entonces, Paluso ha ido creciendo hasta reunir el pasado año a casi 300 personas cada día, alcanzando las 600 entre Nochebuena y Navidad. Iglesias subrayó que el proyecto no se dirige únicamente a personas sin hogar o migrantes, como a menudo se cree. “Tenemos entre un 60 y un 70% de personas de aquí, de la ciudad, que se sienten solas. La soledad no entiende de edades ni de situaciones económicas”. Familias con niños, personas mayores, vecinos que han perdido a alguien querido o personas recién llegadas conviven alrededor de una misma mesa, sin preguntas ni etiquetas. “Aquí nadie juzga a nadie. No preguntamos de dónde vienes ni por qué estás aquí”. Uno de los pilares del encuentro es precisamente esa convivencia sin barreras. “En esta fiesta no hay política ni religión”, afirmó Iglesias, aunque reconoció que la mesa se bendice “porque celebramos la Navidad”, eso sí, “a ritmo de rap y con palmas”. El pasado año, recordó emocionada, compartieron mesa personas judías y árabes. “Terminaron dándose la mano. Es un rincón de paz”. Más allá de las cenas, Paluso volverá a organizar la entrega de regalos para más de 100 niños, gracias a la red de Padrinos y Madrinas. “Hay niños que nunca recibieron un regalo de Papá Noel, que no saben ni quién es. Ver cómo rompen el papel por primera vez es algo que no se puede explicar”. La entrega correrá, como en los últimos años, a cargo de los bomberos, que llegarán con sus camiones y escaleras. “Yo no miro a los niños, miro a los padres. Sus caras lo dicen todo”. Este año, la edición está marcada por la ausencia de Serafín, marido de Chus y figura clave del proyecto, fallecido recientemente. “Va a ser más difícil”, reconoció. “Antes poníamos entre 2.000 y 3.000 euros de nuestro bolsillo. Este año no es posible”. Por ello, Paluso ha activado diferentes vías de colaboración, desde eventos solidarios y un crowdfunding hasta donaciones directas. “La gente no viene por la comida, viene por la compañía, pero hace falta dinero para hacerlo digno”. La presidenta insistió en que Paluso no se limita a dos días al año. “Paluso es todo el año: reparto de alimentos, mercadillos gratuitos, cunas, pañales… No queremos que la Navidad sea solo el 24 y el 25”. Un trabajo sostenido gracias a una red de voluntarios a los que Iglesias llama “paluseros”, muchos de ellos presentes desde hace años y dispuestos a continuar el legado. La cita será el 24 de diciembre por la noche y el 25 al mediodía, cuando además se ofrecerá chocolate con churros a todas las personas que paseen por la Alameda. Las reservas y colaboraciones pueden realizarse a través del teléfono 626 05 39 71. “Habrá más o menos piedras en el camino”, concluyó Iglesias, “pero al final todo sale. Y todo irá bien”.