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¡Cómo el CYBERTRUCK se convirtió en un FRACASO de 10 MIL MILLONES de DÓLARES!

¡Cómo el CYBERTRUCK se convirtió en un FRACASO de 10 MIL MILLONES de DÓLARES! El Tesla Cybertruck fue presentado al mundo como el vehículo que cambiaría para siempre la historia del automóvil. Su diseño futurista, su estructura de acero inoxidable “ultra resistente” y la promesa de una camioneta eléctrica indestructible capturaron la imaginación de millones de personas. Elon Musk lo describió como un “tanque futurista” capaz de superar cualquier pickup del mercado, y en sus primeros días parecía que nada podría salir mal. Las reservas se dispararon, los titulares hablaban de una revolución eléctrica y el mundo esperaba el nacimiento del vehículo más innovador de Tesla. Pero lo que comenzó como una historia de éxito terminó convirtiéndose en uno de los mayores fracasos financieros de la industria automotriz moderna, con pérdidas estimadas que alcanzaron cifras cercanas a los diez mil millones de dólares. El primer gran error de Tesla fue su exceso de ambición. La idea de fabricar un vehículo con una carrocería de acero inoxidable parecía audaz y tecnológica, pero en la práctica se convirtió en una pesadilla de ingeniería. El material era demasiado duro para moldearlo con la precisión necesaria, lo que provocó fallos de alineación, deformaciones en los paneles y enormes retrasos en la línea de producción. El Cybertruck, con su forma angulosa y estética “de videojuego”, también presentó desafíos logísticos: las herramientas, los robots y los sistemas de ensamblaje de las fábricas tuvieron que rediseñarse por completo para adaptarse a sus dimensiones y materiales. Todo esto encareció enormemente los costes, haciendo que cada unidad producida costara mucho más de lo que Tesla había proyectado. Cuando se presentó oficialmente en noviembre de 2019, Elon Musk prometió que el Cybertruck costaría alrededor de 39.900 dólares en su versión básica. Esa cifra generó entusiasmo y miles de reservas. Sin embargo, con el paso del tiempo, la realidad se impuso: los costes de producción se dispararon y el precio final del vehículo casi se duplicó. La versión más asequible terminó costando entre 70.000 y 80.000 dólares, lo que lo alejó del público general y lo convirtió en un producto de nicho. Muchos compradores cancelaron sus reservas, y la demanda se desplomó antes incluso de que el vehículo llegara masivamente al mercado. A los problemas de precio se sumaron los de calidad. Numerosos clientes reportaron defectos de ensamblaje, pintura inconsistente, paneles mal ajustados y filtraciones de agua. El acero inoxidable, que debía ser un símbolo de durabilidad, resultó ser un material difícil de mantener: mostraba fácilmente huellas, rayaduras y manchas que no se podían eliminar. Además, su peso hacía que la autonomía del vehículo se redujera drásticamente, afectando una de las principales ventajas de los autos eléctricos. Tesla, que había prometido una autonomía líder en la industria, terminó ofreciendo un producto que no cumplía con sus propias expectativas. La producción del Cybertruck también fue un dolor de cabeza para Tesla. La empresa planeaba fabricar más de 250.000 unidades al año, pero la realidad fue muy distinta. En 2025, las cifras de ventas y entregas estuvieron muy por debajo de lo esperado: algunos analistas estimaron que apenas se habían entregado unas pocas miles de unidades por trimestre. Esto generó un enorme desbalance financiero. Tesla no solo no lograba recuperar su inversión, sino que cada Cybertruck vendido representaba una pérdida significativa, estimada en más de 10.000 dólares por vehículo. Al no alcanzar las economías de escala necesarias, los costes fijos por unidad se dispararon y convirtieron el proyecto en un agujero financiero.