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La Casa o Palacio del Marqués del Apartado es una de las joyas neoclásicas del Centro Histórico de la Ciudad de México, levantada en cantera y atribuida al arquitecto valenciano Manuel Tolsá. Está en la esquina de Donceles y República de Argentina, frente a la zona del Templo Mayor. El título de “marqués del Apartado” lo creó Carlos tercero en 1772 para Francisco Fagoaga y Arozqueta, un poderoso minero y funcionario del apartado de oro y plata, es decir, del cobro y separación del quinto real sobre los metales preciosos; de ese encargo proviene el nombre del marquesado. A fines del siglo 18 el linaje Fagoaga encargó a Tolsá el diseño de su palacio. Es una pieza tardocolonial eminentemente neoclásica, su fachada de tres niveles luce pilastras y columnas dóricas, balcones de balaustrada y un gran frontón triangular con medallón central, conformando un remate urbano muy característico en esa esquina. El inmueble se levantó sobre parte del recinto sagrado de México-Tenochtitlan, sobre la pirámide del Cihuacóatl. Durante obras de 1901, dirigidas por Porfirio Díaz Ortega y supervisadas por el arqueólogo Leopoldo Batres, aparecieron dos esculturas mexicas: una xiuhcóatl (serpiente de fuego) y un ocelotl-cuauhxicalli (jaguar con vaso para corazones), además de tramos de escalinata y alfardas. Ese hallazgo motivó habilitar en el patio la primera “ventana arqueológica” abierta al público en el Centro Histórico. Tras la Independencia, el palacio pasó por varias manos y fue morada de Ignacio de la Torre y Mier. En 1900 el gobierno federal lo compró y lo destinó a la Secretaría de Justicia, allí despachó José Vasconcelos hasta 1924. Luego alojó a la Lotería Nacional hasta 1929, a la Secretaría de Industria y Comercio y más tarde a CONASUPO. Sufrió un incendio en 1975, restaurado por Jorge Medellín y Manuel M. Haro, recibió campañas de intervención en los años ochenta y, tras una remodelación mayor en 2006 se convirtió en sede del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Arquitectónicamente, el edificio conserva las dos fachadas principales hacia Donceles y hacia República de Argentina, de una estricta simetría con pilastras estriadas y cuatro columnas en el cuerpo central que sostienen el gran frontón. Al interior, los cambios porfirianos rehicieron la distribución alrededor de un patio único y, a inicios del siglo XX, se cubrieron áreas con estructuras metálicas y vidrio para iluminación cenital, una solución común en ese periodo. El Palacio de Iturbide es uno de los edificios más suntuosos y representativos del Centro Histórico de la Ciudad de México. Se levanta sobre la calle de Madero, casi frente a la Torre Latinoamericana, y es considerado una joya del barroco novohispano. Fue mandado construir a finales del siglo 18 por el conde de San Mateo de Valparaíso, don Miguel de Berrio y Saldívar, uno de los hombres más acaudalados de la Nueva España, quien deseaba regalar a su única hija una residencia acorde con su linaje y fortuna. Las obras comenzaron en 1779. El resultado fue un palacio de tres pisos levantado en cantera gris y tezontle rojo, con un estilo que combina la grandiosidad barroca con influencias del neoclásico. Su fachada se organiza en ejes verticales, con balcones de hierro forjado y un remate de esculturas en piedra. El acceso principal se abre mediante un portón monumental que conduce a un patio central rodeado de arcos de cantera y corredores con bóvedas. Durante el virreinato, la residencia fue centro de recepciones y fiestas aristocráticas, símbolo del poder económico de la familia. Sin embargo, el palacio alcanzó mayor notoriedad, cuando en 1821 fue habitado por Agustín de Iturbide. Tras su entrada triunfal a la Ciudad de México con el Ejército Trigarante, Iturbide se hospedó en esta mansión y, poco después fue proclamado allí como emperador de México. Desde entonces, la propiedad quedó asociada a su nombre y pasó a la historia como el Palacio de Iturbide. Con el paso de los años, la construcción tuvo diferentes usos: fue colegio, hotel y sede de instituciones públicas y privadas. En 1965, el Banco Nacional de México adquirió el inmueble y emprendió una restauración integral para rescatar su valor histórico y arquitectónico. En 1972 lo reinauguró como el Palacio de Cultura Banamex, con el propósito de En su interior destacan los patios empedrados, las escalinatas de cantera con balaustradas, los salones con techos altos y detalles ornamentales, así como los balcones que ofrecen una vista privilegiada de la calle de Madero. El edificio ha logrado sobrevivir a temblores, remodelaciones y el crecimiento caótico de la ciudad, manteniéndose como testimonio de la riqueza y el esplendor de la arquitectura novohispana. #palacios #palacioreal #antiguedades #antigüedad #antiguedad #antigüedades #casasantigas #propiedades #lujo #museo #mexico #centrohistórico #centrohistoricocdmx #condesa #arqueologia #descubrimientoarqueológico #biografias222 #curiosidadeshistoricas #curiosidadeshistóricas