Ella se jactó de tener un suplente. Le di el papel principal. скачать в хорошем качестве

Ella se jactó de tener un suplente. Le di el papel principal.

Empezó como una de esas noches que uno espera que salga bien. Buena comida, risas y algunas bromas inocentes entre amigos. Mi esposa, Amanda, había invitado a toda su círculo a cenar en casa. La casa bullía de música y risas impregnadas de vino. Me quedé detrás de la parrilla, haciendo girar las estacas, observándola reír más fuerte de lo habitual, acercándose demasiado a su amigo Ryan. El chico al que ella juraba que era como un hermano. Era encantador, de palabras suaves y siempre encontraba excusas para halagarla. Normalmente, lo dejaba pasar. Confiaba en ella. Pero esa noche, algo en la forma en que lo miraba me dijo que ya no era el único hombre en la sala que la consideraba mía. A medida que avanzaba la noche, sus amigos comenzaron con sus bromas habituales. Uno de ellos, un poco achispado y atrevido, miró a Amanda y dijo: «Tienes suerte, chica. Tienes un plan B aquí mismo por si alguna vez la caga». Todos rieron, incluso Amanda. Sonrió con suficiencia, se retorció el pelo y dijo: «Bueno, tener opciones no está de más». ¿Verdad? La mesa estalló en carcajadas otra vez. «Todos menos yo». Sonreí, pero algo se quebró por dentro. No era la broma lo que dolía. Era la facilidad con la que seguía el juego. La mujer que una vez me dijo que sería suya para siempre me había convertido en el chiste de su propio coqueteo. No dije nada. No entonces. Me serví otra copa, vi a sus amigas susurrar y a Ryan guiñándole un ojo. Cada movimiento gritaba falta de respeto, de esas que te hielan la sangre. Cuando Amanda me miró desde el otro lado de la mesa, esperando que me riera como un marido maduro,