У нас вы можете посмотреть бесплатно LA MANSION DE LUINNY Y ALOFOKE TIENEN LA REALEZA EN PANICO или скачать в максимальном доступном качестве, видео которое было загружено на ютуб. Для загрузки выберите вариант из формы ниже:
Если кнопки скачивания не
загрузились
НАЖМИТЕ ЗДЕСЬ или обновите страницу
Если возникают проблемы со скачиванием видео, пожалуйста напишите в поддержку по адресу внизу
страницы.
Спасибо за использование сервиса ClipSaver.ru
Señores, aquí hay una pregunta que no podemos seguir evadiendo: ¿Esto es una crítica constructiva de alguien que se preocupa por ti… o es la personificación de la arrogancia distante? La realeza está en pánico y su majestad ataca de nuevo. Agárrense. En este video analizamos las declaraciones de Soraya Castillo, quien insiste en una postura donde la crítica se convierte en látigo y el análisis consciente se esfuma. Aunque intenta rescatar valores, la distancia entre su discurso y la realidad dominicana revela un desdén evidente y un deseo de mantener vivo un status quo que ya agoniza. Disfrutar un té en la terraza del piso más alto no eleva los valores de nadie; solo aleja la mirada del mundo real. No todos podemos transitar alfombras rojas o asistir a cócteles donde quizá Juanita Moños Malos se encuentre con un Bergés. Pero el punto no es su vida refinada: el punto es su discurso. La razón de su desprecio por la generación Alofoke es clarísima: La señora dijo que “le pesa” mencionar La Casa de Alofoke. Ese gesto habla más que cualquier editorial. No es sonido, no es gancho: es rechazo puro. Todo lo que no orbita en su ecosistema es contaminante. Y lo quiere fuera. Ipso facto. El nivel de desconexión es tal que culpa a un empresario del “detrimento de la sociedad” como si lo que critica no existiera mucho antes de que nadie prendiera una cámara. Y lo más irónico: estando en los medios, desconoce el fenómeno que critica. Ayer hablé sobre eso. Ni Santiago ni Luinny crearon a la Piri, ni a la Berny, ni a Onguito, ni a Mami Jordan. El pueblo no es hijo de los shows; los shows son hijos del pueblo. No olvidemos algo: Don Álvaro Arbelo y Freddy Beras Goico también usaban lenguaje fuerte cuando era necesario para conectar con los menos educados. Y lo hacían en espacios públicos, no en plataformas privadas. Dudo que Soraya los haya criticado. Probablemente hasta compartió con ellos. Pero aquí viene lo importante: La sociedad dominicana de ese tiempo entendía perfectamente el contexto. Igual que yo entendí el mío porque mis padres fueron mi modelo, no la televisión. Y lo mismo aplico con mis hijos. ¿Hay niños desposeídos que no tienen esa guía? Sí, y es desgarrador. Pero tampoco son responsabilidad de Alofoke ni de Luinny. La influencia social no puede convertirse en una camisa de fuerza. Ese es el enfoque que Soraya perdió. Ella tiene derecho a su opinión y siempre defenderé ese derecho. El problema no es su crítica: el problema es que dejó de criticar un contenido… y comenzó a despreciar una clase social. La frase “hasta me pesa decirlo” lo confirma todo. Y me alegra, porque aunque refuerce su sesgo, no cambiará mentes. Cuando el desprecio antecede al consejo, el rechazo es automático. Asumir que el dominicano replica todo lo que ve es tratarlo como mediocre. Entre los que disfrutan estos shows hay doctores, abogados, arquitectos, biólogos, ingenieros… incluso gente cercana a ella. Me entristece ver a quienes admiro convertirse en rehenes de su propia arrogancia, víctimas de un síndrome de Estocolmo intelectual. Soraya cita filósofos. Perfecto. Yo le dejo uno para que filosofe mejor: “El horno no está para galletitas, y la panadera, en su delirio, cree que con sus migajas reparte caridad. Pobre tahonera: tan ilusa es su mano como triste su derrotero. Ignora que, con los rastrojos que presume, nosotros ya horneamos un gañote.”