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¿Qué nos dejó el vacío? LA MEMORIA ROMPE EL SILENCIO Al principio, todo era normal. O eso creían. En las calles de Lanús, Banfield, Quilmes, Avellaneda, la vida seguía su curso, con la gente esperando el tren, comprando pan en la esquina, besándose en la plaza. Pero en ciertas madrugadas, el silencio se cortaba con un golpe seco. El sonido de una puerta forzada. Pasos pesados en los pasillos. Un grito ahogado. Y después, la nada. Como si alguien, o muchos, hubieran sido tragados por la tierra sin dejar rastro. ¿Cómo se explica lo inexplicable? ¿Cómo se nombra lo innombrable?” POZO DE BANFIELD Adriana Calvo estaba embarazada de Teresa cuando la secuestraron. La subieron a un auto, la encapucharon y la llevaron al Pozo de Banfield. Allí, entre golpes y torturas, empezó su trabajo de parto. Sus manos estaban atadas, pero otras detenidas la ayudaron a dar a luz. Teresa nació en la oscuridad, entre los gritos de los torturadores y la resistencia de quienes, aun en el horror, seguían cuidándose unos a otros. Adriana logró sobrevivir y contar su historia. Y Teresa, arrebatada en su primer aliento de vida, encontró en la verdad su identidad. El Pozo de Banfield, testigo de lo indecible, sigue hablando a través de sus sobrevivientes POZO DE QUILMES En la avenida Allison Bell, a unos minutos de la universidad, el Pozo de Quilmes se tragó a cientos de personas. Algunos eran militantes, otros solo estuvieron en el lugar equivocado en el momento equivocado. Se cuenta que las luces nunca se apagaban, que las voces de los secuestradores se mezclaban con el sonido de los autos que pasaban sin saber que, detrás de esas paredes, había un mundo entero de sufrimiento. Uno de los que estuvieron ahí recuerda cómo el agua caía de un caño roto, y cómo ese goteo incesante se convirtió en la banda sonora de su desesperación. EL INFIERNO DE AVELLANEDA El Infierno. Así le decían, sin metáforas. En la calle 12 de Octubre, en Avellaneda, se cocinaban las peores pesadillas. Entre quienes pasaron por allí estaba un grupo de chicas trans y travestis que fueron cazadas en la calle como si fueran delincuentes, castigadas por existir, por desobedecer. Allí las golpearon, las humillaron, las borraron de los registros. Pero ellas sobrevivieron. Y con su testimonio, escribieron una página nueva en la historia de la memoria, para que nadie pueda volver a negar lo que pasó. A veces, el pasado se siente lejano, como algo que pasó en otro país, en otra época. Pero si prestás atención, podés escucharlo en el traqueteo del tren, en el murmullo de los bares, en los adoquines que pisan tus pies todos los días. Porque la historia no es solo lo que pasó, sino lo que sigue pasando en la memoria de quienes recuerdan. Ahora que conocés estos nombres, estos lugares, la pregunta es: ¿qué vas a hacer con esto? Memoria, Verdad y Justicia NUNCA MÁS 24 de marzo de 2025 Instituto de Justicia y Derechos Humanos Universidad Nacional de Lanús