У нас вы можете посмотреть бесплатно ✨De Sesquilé a Guatavita: viaje al corazón de la LAGUNA sagrada, y PUEBLOS bellos.[EP 102] или скачать в максимальном доступном качестве, видео которое было загружено на ютуб. Для загрузки выберите вариант из формы ниже:
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En este episodio de Viajando en Carro iniciamos una nueva travesía que nos lleva desde Villapinzón, en Cundinamarca, hasta uno de los destinos más visitados y enigmáticos del departamento: Guatavita y su famosa laguna. Una ruta donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan para ofrecernos un recorrido lleno de paisajes inolvidables y relatos cargados de misterio. Nuestra ruta comienza en Villapinzón, un municipio a tan solo 86 kilómetros de Bogotá, conocido como la cuna del río Bogotá. Aquí nace el río que atraviesa gran parte del altiplano cundiboyacense y que, con el tiempo, se transforma en uno de los más importantes del país. Desde allí emprendemos camino hacia la provincia del Guavio, un territorio montañoso y lleno de riqueza natural, en el que cada curva de la carretera nos sorprende con verdes intensos, valles profundos y un aire fresco que invita a detenerse y respirar. El recorrido nos lleva a Sesquilé, un pueblo lleno de historia y tradición muisca. Aquí visitamos el emblemático Castillo del General Martínez Landínez, una joya arquitectónica de estilo neogótico construida a inicios del siglo XX. Esta imponente construcción, además de ser un ícono regional, guarda un aura de misterio, pues su interior ha sido escenario de leyendas locales y hasta de rodajes cinematográficos. Sesquilé también es conocido como “el pueblo de los Mataos”, un apodo que guarda relación con episodios violentos del pasado, pero que sus habitantes han resignificado con orgullo y resiliencia, convirtiéndolo en parte de su identidad cultural. Desde Sesquilé seguimos la ruta hacia uno de los lugares más emblemáticos y enigmáticos de Colombia: la Laguna de Guatavita. Al ascender por los caminos de montaña, nos encontramos con la Reserva Forestal Protectora Laguna del Cacique Guatavita, administrada por la CAR. Desde el inicio notamos el cuidado puesto en los detalles para hacer de la visita una experiencia organizada y de primer nivel. Acompañados de un guía local, descubrimos que este sitio no es solo naturaleza, sino también un portal hacia las raíces más profundas de la cosmovisión muisca. La laguna, de origen circular y rodeada de montañas, fue considerada un lugar sagrado por los muiscas. Aquí realizaban ceremonias en las que el cacique, cubierto de polvo de oro, se sumergía en sus aguas como ofrenda a los dioses, mientras los asistentes arrojaban piezas de oro y esmeraldas. Así nació la famosa Leyenda del Dorado, que atrajo a conquistadores, aventureros y buscadores de tesoros de todo el mundo. Sin embargo, esta historia también está marcada por la codicia y la destrucción: los españoles intentaron drenar la laguna, cavaron túneles y abrieron un enorme boquete aún visible hoy, dejando cicatrices imborrables en el paisaje. A pesar de ello, la laguna se mantiene misteriosamente en el mismo nivel de agua, sin que exista una explicación definitiva. Algunos lo llaman la maldición del Dorado. Entre mitos, leyendas y paisajes, entendimos que la laguna no solo es un destino turístico, sino un lugar que invita a la reflexión: sobre lo sagrado, lo que nunca debió tocarse y lo frágil que puede ser la relación del ser humano con la naturaleza. Después de esta experiencia, regresamos a Guatavita, el nuevo pueblo colonial que renació tras la construcción del embalse de Tominé en los años 60, cuando el antiguo Guatavita quedó sumergido bajo el agua. Caminar por sus calles empedradas, impecablemente cuidadas, es viajar en el tiempo: fachadas blancas, techos de barro y plazas abiertas que respiran serenidad. La Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, con su imponente presencia, se alza como guardiana silenciosa del pueblo sumergido y símbolo del renacer de una comunidad. Muy cerca, una pequeña capilla en el segundo piso ofrece un rincón íntimo y especial, accesible desde la casa cural. Pero Guatavita es más que arquitectura y memoria. Visitamos el Pozo de los Deseos, un rincón encantador donde tradición y fantasía se combinan en la costumbre de lanzar una moneda y pedir un deseo. Después llegamos al Puente de los Enamorados, un lugar romántico y simbólico que invita a sellar promesas bajo la magia del paisaje. Finalmente, cerramos nuestro recorrido junto al embalse de Tominé, un espejo de agua inmenso que se tiñe de dorado al caer la tarde. Allí, la tranquilidad del entorno y la escasa presencia de visitantes nos regalaron un atardecer inolvidable, perfecto para despedirnos de un día lleno de historia, naturaleza y descubrimientos. Este viaje nos recordó que en Colombia los destinos no son solo paisajes para admirar, sino experiencias que se sienten y que transforman. Si aún no conoces esta región, te invitamos a recorrerla con nosotros, porque cada kilómetro en esta ruta es un encuentro con la belleza, la tradición y los secretos más profundos de Colombia.