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Las garrapatas Boophilus son sin duda el ectoparásito más dañino para el ganado bovino en América Latina, Australia y parte de África. Por un lado, cada garrapata que chupa sangre causa estrés y debilitación del animal afectado. A partir de unas 20-30 garrapatas por animal el daño empieza a tener efectos económicos (merma del aumento de peso o de la producción de leche, posible efecto negativo sobre la fertilidad, debilitamiento que favorece otras enfermedades, etc.). Se ha calculado que una infestación de 50 o más hembras repletas de garrapatas Boophilus causan una reducción anual del aumento de peso de cerca de 500 gramos por garrapata. En ganado lechero la reducción de la producción láctea anual de un animal puede ser de 200 litros o más. Impacto económico de la garrapata del bovino El impacto económico negativo de Rhipicephalus (B.) microplus a la ganadería se debe a efectos directos e indirectos. Su efecto directo sobre la producción, es resultado del daño a las pieles por acción de las picaduras, pérdida de sangre y efectos tóxicos. Además existe un efecto directo sobre la ganancia de peso de los animales y en la producción de leche. Las garrapatas también producen bajas en la fertilidad del ganado, mayor tiempo de la engorda y dificultad en la importación de razas mejoradas para incrementar la calidad genética en áreas infestadas por garrapatas. El efecto indirecto está dado por los agentes patógenos que transmiten como Babesia bovis, Babesia bigemina y Anaplasma marginale. El desarrollo durante las ultimas décadas de antiparasitarios de uso veterinario, ha puesto a disposición del productor herramientas de gran eficacia, amplio espectro y poder residual, prácticos y adaptables a diferentes sistemas de producción. Sin embargo, el uso intensivo de estos ha creado un falso “sentido de seguridad” en el productor pecuario, quien sustituyo el diagnóstico y asesoría técnica, por la casi exclusiva utilización de antiparasitarios. El control parasitario exclusivamente químico no es sostenible, debido a problemas de costos, el desarrollo de resistencia y la temática de inocuidad alimentaria, aunado al impacto ambiental; a pesar de los esfuerzos de la industria en desarrollar productos cada vez más seguros para el aplicador y el ambiente. La velocidad de la emergencia de la resistencia a los antiparasitarios, aunado al lento desarrollo de nuevas moléculas de antiparasitarios por parte de la industria, hace necesario tomar conciencia de este recurso no renovable y considerar como prioridad el uso prudente de los antiparasitarios. El mayor problema de sostenibilidad del control de los parásitos, se relaciona con la aplicación innecesaria y el tema de los residuos en carne y leche y la conservación de susceptibilidad de las poblaciones a los antiparasitarios. Adicionalmente, se cuenta con consideraciones como la protección a la calidad del agua, el manejo de envases vacíos de plaguicidas y la protección del potencial genético de los posibles biocontroladores.