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JOVEN SUECA VIAJO A LIMA, ESTO VIVIÓ EN SAN JUAN DE LURIGANCHO Mas noticias en : https://www.thenoticias.net/ En tiempos donde los influencers viajan por el mundo mostrando los paisajes más bonitos, los hoteles más lujosos y las comidas más exóticas, todavía existen jóvenes que viajan sin cámaras ni patrocinios, impulsados únicamente por el deseo genuino de ayudar y conocer otras realidades. Ese es el caso de una joven sueca que llegó al Perú con un propósito distinto: realizar labor social en una iglesia ubicada en uno de los distritos más peligrosos de Lima, San Juan del Origencho. Lo hizo como parte de un programa bíblico, pero también movida por su curiosidad y amor por la gente. “En Perú tuvimos más libertad que en México. Podía salir, conocer, hablar con las personas… y me gustó mucho la gente. Era parte de una iglesia y me sentí muy bienvenida”, cuenta con una sonrisa. Lejos de los circuitos turísticos, la joven vivió en una zona donde —según le advirtieron— no era recomendable salir después de las 10 de la noche. Sin embargo, eso no impidió que conectara profundamente con la comunidad. “Sí sabía que era peligroso, pero me gustó estar ahí. Me gustó la gente”, afirma con serenidad, demostrando una fortaleza admirable. Durante su estancia, no solo aprendió español sino también una nueva forma de ver la vida. Participó en actividades sociales, compartió con familias locales y se integró con naturalidad a un entorno completamente distinto al suyo. “En Suecia casi nunca hablas con desconocidos en la calle. Pero en Perú, la gente te pregunta todo el tiempo: ¿qué haces aquí?, ¿de dónde eres? Eso me hizo más sociable”, recuerda entre risas. Su testimonio es un recordatorio poderoso de que los verdaderos cambios sociales no siempre necesitan reflectores. Mientras miles de creadores de contenido muestran solo el lado bonito de los viajes, existen jóvenes como ella que, sin buscar fama, aportan esperanza y humanidad a comunidades olvidadas. “Aprendí que hablar con las personas, incluso sin entender todo el idioma, es lo que más te enseña”, reflexiona. En su paso por Perú, probó platos típicos como el ají de gallina y el arroz a la cubana, y descubrió que el idioma del cariño y la empatía se entiende sin necesidad de palabras. Porque mientras algunos buscan likes, otros buscan dejar huella. Y ella, sin duda, lo logró. Aplausos para esta joven sueca que mostró el alma solidaria que aún mueve al mundo.