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08/12/25 el Castillo del pueblo Alcalá del Júcar

El castillo de Alcalá del Júcar se localiza en la población del mismo nombre, situada al noreste de la provincia de Albacete, en un área definida desde el punto de vista natural y paisajístico por los fuertes relieves asociados al paso del río Júcar y que configuran un paisaje natural compuesto por numerosos meandros y cañones de fuertes pendientes formados por la erosión del río. Alcalá del Júcar es una pequeña población que se desarrolla de forma escalonada en las laderas de un cerro fuertemente erosionado por el río Júcar, que discurre a los pies del mismo, y en cuya cima se sitúa el Castillo. La localidad esta declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico. La importancia del lugar, como zona de paso, ha marcado su historia, favoreciendo la ocupación del lugar por comunidades humanas desde la Prehistoria. La fortificación, posiblemente de origen islámico, aprovecha las condiciones naturales del cerro en cuyo espolón rocoso se asienta, ejerciendo el control sobre el vado de rio Júcar, a los pies del mismo. Tanto la ubicación del castillo, como la villa, están concebidos para momentos medievales, aprovechando las condiciones naturales del cerro que facilitan tanto una fácil defensa, como el control de los pasos y vías en torno al mismo. La fortaleza medieval cierra un reducido espacio en la cresta rocosa, mediante una serie de construcciones y un foso artificial. En el conjunto de la fortaleza destaca la torre del homenaje, como eje de defensa del recinto y símbolo del poder señorial. Se trata de una torre de planta pentagonal, con dos torrecillas en sus extremos posteriores, fruto de las reformas llevadas a cabo por D. Juan Pacheco, II Marqués de Villena, en el siglo XV. La fortaleza y la puebla de Alcalá, fueron conquistadas a los musulmanes por Alfonso VIII en 1211, consolidando su pertenencia a la corona de Castilla en 1213, tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, en la que una alianza de los reinos cristianos peninsulares, derrotó al ejercito almohade, consolidando la reconquista de la zona. En 1282, Alcalá se incorpora al Señorío de Villena, dentro del Estado de Jorquera. A mediados del siglo XV, D. Juan Pacheco, II Marqués de Villena, reforma la fortaleza, adquiriendo la torre del homenaje, su aspecto actual. Tras la Guerra del Marquesado, y la victoria de los Reyes Católicos, en 1480, Alcalá queda bajo la jurisdicción del Estado de Jorquera, adscrito al Marqués de Villena hasta el siglo XIX, cuando se produce la extinción de los señoríos. Los breves, pero dramáticos episodios de “entradas” de partidas carlistas en el siglo XIX devolvieron temporalmente a la villa y castillo su papel defensivo. Posteriormente a lo largo del siglo XX, el castillo sufrió el olvido y el abandono, siendo a principios de los años 70 de ese siglo cuando se acomete por el Ministerio de Cultura su restauración, finalizando las obras el 10 de octubre de 1984.