En defensa de la jerarquía: Del laberinto de la Hispanidad se sale por arriba | Pura Virtud скачать в хорошем качестве

En defensa de la jerarquía: Del laberinto de la Hispanidad se sale por arriba | Pura Virtud

Segunda y definitiva entrega de nuestra polémica contra la obra de María Elvira Roca Barea (Imperiofobia y Leyenda Negra), Marcelo Gullo (Madre Patria), Pedro Baños (GeoHispanidad), Santiago Armesilla, Roberto Vaquero y tantos otros defensores de la Hispanidad materialista y el Catolicismo cultura que, tras la estela de Gustavo Bueno (España frente a Europa), se niegan a defender la metafísica inherente a la Hispanidad tal y como la concibieron Ramiro de Maeztu (En Defensa de la Hispanidad) y Manuel García Morente (Idea de la Hispanidad). Del laberinto de la Hispanidad se sale por arriba. Defendemos la imbricación de la Hispanidad en el legado europeo heredado de Homero, que pone a Cervantes a la altura de Dante o Shakespeare, y que sobre todo encuadra la ontología del sujeto hispánico tal y como aconteció en la Historia junto a el sujeto histórico de la Tradición Sapiencial en su amplia gama de variedades. Para ello empleamos la obra de René Guénon u Oswald Spengler y seguimos lo marcado en nuestro libro "La Traición de los europeos: ensayos de Tradición, Modernidad y Crítica Cultural". Enlace: https://amzn.eu/d/eJX4KTH Se necesitaba desde hace mucho tiempo un libro como La traición de los europeos, de Guillermo Mas Arellano; una obra de crítica cultural absoluta, una guía y una disección completa, extensa e intensa de las manifestaciones intelectuales y artísticas del tiempo presente; un análisis implacable, frío, exhaustivo, de los modos en los que se evidencia la muerte de una vieja civilización, el fin de un ciclo histórico que nació en Troya y fue asesinado en Sarajevo. Momentos terminales que retrata con spengleriana objetividad esta obra densa, que abarca el conjunto de las manifestaciones intelectuales de nuestra era y que sorprende por su hondura y erudición. Según confiesa el autor, éste es “el libro de crítica cultural que habría querido leer de adolescente”, y también es la referencia intelectual que se necesitaba en un país en el que los pocos críticos que quedan no paran de repetir las mismas paradojas de Chesterton. Buscábamos algo así, tan verdaderamente europeo y tan fatídicamente contemporáneo. El núcleo de esta imponente estructura literaria es la traición de los europeos. Al lector le puede producir un fuerte acceso de melancolía el comprobar que esta obra brillante y sabia es, sobre todo, un acta de defunción, un análisis de las patologías espirituales de nuestra era. El epílogo de la obra le ratificará en tan sombrío concepto. Los remedios, de tener alguno esta agonía, no son suaves: Por desgracia, la Europa envilecida por el vínculo trasatlántico parece incapaz de ejecutar por sí misma esta necesaria operación descolonizadora, este barrido de colaboracionistas que parece haberse iniciado tras el limes del imperio del dólar. Aunque centrado en la cultura, el texto no puede obviar inevitables referencias políticas a una Europa marcada por su incapacidad para convertirse en “una autarquía poderosa. Políticamente soberana, capaz y libre”. Y frente a la entereza de otras culturas, Europa destaca por “su sociedad infantilizada cuyos individuos no entienden el mundo en el que viven”. Y a los niños siempre les gobiernan, les castigan y les educan los mayores. La influencia de Evola se hace evidente en las páginas dedicadas a la raíces tradicionales de Europa y a su visión negativa del cristianismo: “Homero es irreconciliable con Cristo”. Postura que recuerda al Evola vibrante y radical de Imperialismo pagano, a Nietzsche y al indispensable Alain de Benoist. Sin embargo, hay que recordar que las esencias paganas de Europa están preservadas en la liturgia, las hagiografías, los milagros, las peregrinaciones, los cultos y las fiestas de las iglesias tradicionales europeas —las ortodoxas y lo que queda del catolicismo popular—, combatidas como idolatría por el protestantismo, primer embate antitradicional en Europa, padre del liberalismo, abuelo del marxismo, modelo del nefando Vaticano II y evidente inspiración del puritanismo woke que ahora nos oprime. Toda la resistencia a la hegemonía americana viene de países que han recuperado su tradición religiosa: Irán o Rusia, por ejemplo. Y en ello reside el secreto de la “conquista” de Occidente por el Islam, en que ellos adoran lo que los europeos destruyen: su Dios y su fe. Por algo los grandes pensadores perennialistas Guénon, Schuon, Burckhardt o Lings, hijos de la burguesía europea, se islamizaron. Buscaron fuera lo que no encontraron en casa. Esta obra enciclopédica no puede ser resumida en un artículo; de Lovecraft a Montaigne, de Scorsese a Pasolini, de Evola a Lyotard, todo pasa por la lanceta del investigador, del patólogo de la cultura que no puede sino dar un sombrío diagnóstico que todos intuimos. La brillantez y agudeza intelectual, la amplitud de sus enfoques y la riqueza de sus contenidos son las mejores invitaciones a la lectura de La traición de los europeos, una impecable anatomía de la barbarie de nuestra era.