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SANLÚCAR DE BARRAMEDA - CÁDIZ

“Atardecer en Sanlúcar, Sanlúcar la marinera, la de los tentadores vinos, Sanlúcar, de Barrameda.” Tenemos ciento de proyectos y uno de ellos, desde hace ya mucho tiempo, era el vuelo de la desembocadura del río Guadalquivir. Cogimos rutas y nos marchamos a volar a Sanlúcar de Barrameda y ya metidos en faena también aprovechamos para tomar una manzanilla con langostinos. Sólo pudimos volar parte de esta preciosa localidad, sobre todo la más cercana a sus playas. Esta ciudad, de 67.620 habitantes, está enclavada en el margen izquierdo de la desembocadura del río Guadalquivir, frente a Doñana, en la zona conocida como Costa de la Luz, que abarca desde Tarifa (Cádiz) hasta Ayamonte (Huelva). Dentro de varias hipótesis para conocer la toponimia de este municipio, la más factible propone que Sanlúcar derivaría de las palabras latinas “Saint” y “Locus”, o sea “Santo Lugar”, y que haría referencia a El Tesorillo de la Algaida (santuario dedicado a la diosa Astarté o Venus), y del que hoy se conservan unos restos arqueológicos. Por su parte, Barrameda procedería del árabe bar-am-ma’ida (el pozo de la meseta). El término de Sanlúcar ha estado habitado desde la Prehistoria y la Antigüedad, perteneciendo a Tartessos, a Turditania, a la Bética y a varios territorios Andalusíes. El origen del primer asentamiento en Sanlúcar viene auspiciado por la construcción de un templo fenicio dedicado a Astarté. En la Edad Media, tras la Reconquista, la villa de Sanlúcar pasó a formar parte del reino de Sevilla y fue otorgada en señorío, en 1297, a Guzmán el Bueno, fundando un poderoso linaje nobiliario que sería conocido más tarde como casa de Medina Sidonia. Sanlúcar dejó de ser una mera villa al recibir el título de ciudad en 1579. Esta ciudad tuvo una gran relevancia en relación con la exploración del Nuevo Mundo. De su puerto zarparon expediciones marítimas de gran importancia, como el tercer viaje de Cristóbal Colón. Asimismo fue el punto de partida y llegada de la primera circunnavegación marítima de la Tierra, expedición comenzada por Fernando Magallanes y finalizada por Juan Sebastián Elcano. (En las imágenes del vuelo se puede apreciar una réplica de nao que da la vuelta al Mundo, atracada en el puerto). La ciudad, de aire señorial, declarada Conjunto Histórico, posee una estructura urbana que se caracteriza por estar dividida en dos grandes núcleos: el Barrio Alto y el Barrio Bajo. Lo que predomina en las imágenes del vuelo son sus playas. Sanlúcar tiene un litoral de 6 kilómetros de playas de finas arenas y una media de 50 metros de anchura. Los nombres que reciben cada tramo responden a una descripción histórica y urbanística: playa de Bonanza, que carece de paseo marítimo; playa de Bajo de Guía, adecuada para el deporte de la vela u otros deportes relacionados con el viento. Urbana, con paseo marítimo, en ella se ubica el pantalán del buque Real Fernando, que realiza travesías Guadalquivir arriba y atraca en Doñana; otras playas son la de la Calzada o de las Piletas, que limita con la de Bajo de Guía; y la de la Jara. Famosas son las carreras de caballos de Sanlúcar. En 1845 se creó la Sociedad de Carreras de Caballos de Sanlúcar de Barrameda y cada verano, en el mes de agosto, tienen lugar dichas carreras en la playa de la Calzada o de las Piletas. También es conocida Sanlúcar por el vino manzanilla. El genuino microclima de la ciudad es fundamental para la crianza de la manzanilla, su caldo más representativo. Es un vino seco apropiado para aperitivos, de un bello color dorado, que se cría en barriles de roble blanco en las bodegas del casco urbano, las llamadas “catedrales del vino”. Las variedades tradicionales de manzanilla son la “manzanilla fina” y la “manzanilla pasada”. En la fusión del agua dulce del Guadalquivir con el salado atlántico se cría un manjar de manjares, el langostino de Sanlúcar de Barrameda que, junto a la manzanilla, se pueden degustar en los bares de la Plaza del Cabildo o los de Bajo de Guía, el barrio de pescadores. Conocimos, en los días que estuvimos en la provincia hermana, a muchas personas que nos trataron con cariño y acompañaron en muchos de nuestros vuelos. Tenemos que reconocer la extraordinaria carta gastronómica que presenta el Bar "La Campana", aunando calidad con unos precios muy asequibles. Os recomendamos los guisos de pescado, el pescaito frito y sobre todo, que converseis con Rafael, un camarero que no os dejará indiferente, simpatía a raudales. Nota: Imágenes, vídeos o textos pueden haber sido cedidos por amigos y colaboradores del canal pero siempre sin ánimo de lucro.