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Valentina Morales, una talentosa mecánica de 28 años en Córdoba, Argentina, fue despedida injustamente del Taller San Martín por Don Eduardo Castillo después de que Javier Núñez, un mecánico machista, la humillara públicamente diciéndole que "las mujeres no entienden de mecánica pesada" cuando ella intentó ayudar con un complejo problema eléctrico en la Mercedes-Benz Sprinter de Mercedes Aguirre, una importante empresaria dueña de una flota de taxis. Tras gastar setenta mil pesos en reparaciones fallidas con Raúl Vega y enfrentar la amenaza de Mercedes de cancelar todos los contratos que representaban el 30% de sus ingresos, Don Eduardo se vio obligado a llamar desesperadamente a Valentina para que regresara "solo a buscar sus cosas", pero en realidad implorando su ayuda para salvar el negocio de la quiebra. Valentina diagnosticó el problema en apenas 10 minutos, identificando que la falla no estaba en los componentes costosos que habían cambiado, sino en un simple módulo de comunicación entre sistemas con conexiones corroídas que causaba fallas intermitentes, solucionándolo con una limpieza que costó apenas unos pesos en lugar de los miles gastados inútilmente. La impresionada Mercedes Aguirre no solo canceló todos sus contratos con el Taller San Martín para transferirlos a Valentina, sino que le ofreció un contrato exclusivo para mantener sus 20 vehículos, lo que permitió a Valentina abrir el "Taller Morales - Especialistas en Diagnóstico" con Pablo y Javier (quien pidió disculpas y cambió su actitud) como empleados, mientras que Don Eduardo tuvo que cerrar su negocio de 30 años y vender el local para pagar deudas, demostrando que el machismo no solo daña a las mujeres sino que puede destruir empresas enteras.