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Las posadas se han desvirtuado, se convirtieron en fiestas, bailes. Se perdió su sentido Llama el Obispo Juan Espinoza a hidrocálidos a conservar las tradiciones, celebrando estas fiestas como debe ser Hoy existen quienes ayudan a los demás no por compasión, sino como una forma de engrandecer su imagen pública No debemos caer en el silencio cómplice, debemos denunciar lo que está mal, no normalizar la corrupción Por Mario Luis Ramos Rocha Aguascalientes, Ags. 14 de diciembre 2025.- Hoy en días las posadas se han desvirtuado, convirtiéndose en bailes, convivencias y eventos muy alejados de su objetivo de recordar el peregrinar de José y María previo al nacimiento de Cristo, externó el Obispo Juan Espinoza Jiménez. En el marco de la Misa dominical que presidió hoy en la Catedral Basílica de Aguascalientes, el Pastor de la Diócesis invitó a los fieles a conservar el sentido tradicional de las posadas, rezando el Rosario, cantando villancicos y realizando una sana convivencia entre familias y vecinos. Recordó que en las posadas se tenían momentos de cercanía, donde los niños estaban al centro de esas celebraciones, en tanto que hoy son los grandes ausentes de los “modernos” festejos. Hizo énfasis en el hecho de quebrar la piñata, explicando a los menores la representación del pecado atractivo al que debe golpearse con la gracia para que vengan los dones como un triunfo de vencer el mal. Por otra parte, Monseñor Juan Espinoza se refirió a quienes ayudan a los demás no por compasión, sino como una forma de engrandecer su imagen pública, buscando reconocimiento y control sobre quienes reciben el beneficio. Hoy se percibe también, dijo, el antivalor del silencio cómplice, del miedo a denunciar lo que está mal, la normalización de la corrupción, la manipulación de la verdad, asumiendo la valentía de no callar con silencio cómplice. Nuestra realidad, dijo, también padece pesimismo paralizante, donde no se lucha, así como el antivalor del protagonismo, presentes en todos los ámbitos de la vida, cuando el yo ocupa el centro y oscurece el rostro de Cristo.