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Me burlé de mi esposo por pedir una prueba de paternidad, es bien sabido que solo los hombres

Me burlé de mi esposo por pedir una prueba de paternidad, es bien sabido que solo los hombres patéticos necesitan una. Aun así, el hizo la prueba y descubrió que no eran sus hijos. No sé qué hacer. Me enteré de que mis hijos “no son de mi esposo” por un papel ridículo lleno de números y porcentajes que un médico puso sobre la mesa como si fuera la verdad absoluta. Jacob tenía la cara blanca, las manos temblando, y yo no pude evitar soltar una risa nerviosa porque de verdad me pareció absurdo que dejara que algo tan frío definiera nuestra familia. Él decía que la prueba era concluyente, que el ADN no mentía, que estaba destrozado. Yo solo veía a un hombre débil dejándose destruir por un informe de laboratorio, ignorando todo lo que hemos construido, todo lo que él dice que siente por esos niños. Y mientras él se desmoronaba, yo solo pensaba que todo esto empezó por su obsesión patética con la “verdad científica”. Déjenme contarles cómo empezó todo.