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Luis Mario Jerez Estrada, un joven trabajador por cuenta propia en la ciudad de Bayamo, Cuba, ha denunciado recientemente a través de las redes sociales una multa impuesta por la Policía Nacional Revolucionaria. Según relata, esta multa de 16,000 pesos recae sobre él a pesar de cumplir con todos los requisitos legales para ejercer su trabajo y pagar los impuestos correspondientes al Estado cubano. Jerez expresó su frustración al afirmar que se ha vuelto casi un delito tratar de ganarse la vida honestamente en el país. Remarcó que el acoso policial hacia quienes intentan mantenerse fuera del sistema estatal es una realidad constante, empujando a muchos a realizar trabajos informales como única vía de supervivencia. Su publicación no solo ha generado apoyo, sino también una ola de indignación por parte de otros ciudadanos que compartieron sus propias experiencias de injusticia y acoso. Este episodio se suma a varias denuncias de injusticias en la isla que han salido a la luz en redes sociales en años recientes, reflejando la desesperación de muchos cubanos que buscan visibilizar sus luchas cotidianas. Un caso reciente que ilustra esta situación es el de un niño en Camagüey, conocido como Titingo, quien vendía tamales para ayudar a su abuela y cuya historia motivó acciones solidarias. Denuncias como el decomiso de camiones con alimentos en Santiago de Cuba exponen las dificultades que enfrentan los campesinos, agravadas por la intervención de las autoridades. La situación económica crítica, junto con la represión hacia el trabajo independiente, pinta un panorama complejo para muchos cubanos que buscan mejorar sus condiciones de vida en un sistema que parece castigar el esfuerzo y la legalidad. Los testimonios y acciones solidarias, como las organizadas para Titingo, muestran un deseo colectivo de cambio, pero también subrayan las limitaciones impuestas desde el régimen que dificultan la realización de estas aspiraciones. Como resultado, las plataformas digitales se han convertido en un espacio crucial para la denuncia y la organización social, reflejando un malestar que sigue creciendo en medio de la crisis que atraviesa Cuba.