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Explosión de INTELIGENCIA : la única EXPLOSIÓN REAL que viene

En marzo de 2028, OpenAI planea alcanzar algo que hasta hace poco sonaba imposible: crear un investigador de inteligencia artificial completamente autónomo, capaz de generar conocimiento nuevo sin intervención humana. No se trata de una predicción al azar. La fecha está respaldada por 1,4 billones de dólares ya comprometidos en infraestructura, chips y energía: el equivalente a cinco programas Apolo ajustados a la inflación. Este vídeo desentraña las piezas ocultas de ese plan: desde la contratación de 30 gigavatios de potencia —15 centrales nucleares dedicadas solo a “pensar”— hasta la creación de modelos de razonamiento como o1, el primero que puede dedicar horas o días a resolver un problema antes de responder. Aquí explicamos por qué “la explosión de inteligencia” no es un eslogan de marketing, sino una consecuencia matemática del aprendizaje recursivo: un sistema que mejora a su sucesor una y otra vez, acelerando su progreso hasta que la curva se dispara. Es el mismo principio que podría transformar la investigación científica en algo tan rápido y eficiente que los descubrimientos que hoy llevarían décadas podrían resolverse en semanas. También veremos cómo OpenAI, Anthropic y DeepMind están convergiendo en el mismo objetivo: usar la IA para mejorar la IA. Modelos que ya generan, evalúan y corrigen sus propios datos de entrenamiento, reduciendo el papel humano al mínimo. Es un bucle de refinamiento continuo, el paso previo a lo que los expertos llaman *explosión de inteligencia*. Pero esta historia tiene dos caras. Porque detrás del optimismo técnico hay una apuesta monumental: que la fuerza bruta —gigavatios y chips— pueda sustituir a la genialidad humana. Y si esa hipótesis falla, todo el castillo se derrumba. En este análisis profundizamos en los hechos, las cifras y la lógica detrás de la fecha más audaz en la historia de la inteligencia artificial. Marzo de 2028 no es solo un hito tecnológico: podría ser el inicio de una nueva era científica… o la mayor ilusión del siglo XXI.