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Desde el asombroso atletismo de los artistas hasta los relucientes trajes que llevan, los espectáculos olímpicos de patinaje artístico deslumbran. Según una reciente encuesta de YouGov, el patinaje artístico es el deporte olímpico más popular en Estados Unidos. El patinaje artístico forma parte de los Juegos desde 1908 e inició como parte de los Juegos de Verano. Pasó a los Juegos Olímpicos de Invierno de Chamonix (Francia) en 1924. Para una buena actuación, la elección del vestuario es muy importante. El medallista olímpico Johnny Weir declaró a Cosmopolitan, "Vas a vivir el mayor momento de tu vida en ellas. Cada foto tuya va a durar para siempre". Estos trajes hechos a la medida, a menudo creados por diseñadores, pueden costar entre 1.000 y 5.000 dólares. Con tanto en juego durante una actuación, pocos patinadores cuentan con un equipo que les ayude con las reparaciones de última hora de los trajes. En la preparación de los Juegos de Sochi del 2014, un equipo de cinco costureras se prestó para ayudar a los patinadores estadounidenses, según New York Times. Si se rompe una cremallera o correa antes de una actuación, ellas prestarán un servicio muy valioso. Pero una vez que el patinador inicia su actuación, puede ocurrir cualquier cosa. Weir dice que si partes de un traje caen sobre el hielo, los patinadores podrían recibir una sanción. Además, un percance con el vestuario podría crear un momento incómodo y hacer que un patinador se distraiga, y pierda la concentración en la actuación. A los segundos de su rutina en los Juegos Olímpicos de PyeongChang del 2018, la patinadora francesa, Gabriella Papadakis, sintió que se rompía el cierre de la parte superior de su traje. A pesar de eso, ella y su pareja, Guillaume Cizeron, terminaron segundos en la prueba. Al día siguiente, ganaron la plata y establecieron un récord mundial. Según The Guardian, el pecho de Papadakis quedó brevemente expuesto en el baile, por eso los medios usaron planos más amplios para disimular la situación. Yura Min, una bailarina de hielo que patinó para Corea del Sur en los Juegos de PyeongChang, sintió que un gancho se abría en la parte trasera de su traje, al comienzo de su danza sobre hielo con Alexander Gamelin. El terror se apoderó de Min mientras intentaba mantener su traje improvisando parte de la rutina. Lo logró, pero perdieron puntos cuando ella tuvo que reajustar el traje tras mostrar algún hombro. Las mujeres no son las únicas que luchan con trajes que no se mantienen cerrados. En los Juegos Olímpicos de 1984, en Sarajevo, Marina Klimova y Sergei Ponomarenko patinaron una danza de exhibición para celebrar su victoria en el bronce. En medio del baile, el traje de Ponomarenko se abrió para mostrar su estómago. A veces los trajes actúan de forma inesperada, como les ocurrió a Alex y Maia Shibutani en los Juegos de Sochi del 2014, cuando estos hermanos bailaron sobre hielo al ritmo de Michael Jackson en una danza libre. Para celebrar al "Rey del Pop", se vistieron con brillantes lentejuelas negras. En una fase en la que Maia debía subir al hombro de Alex, sus trajes se atascaron. La pareja hizo malabares para desenredarse y terminar la rutina. Su trabajo en equipo salvó la situación. Maia sólo sufrió un daño mínimo como desgarro en el brazo izquierdo. Los trajes de patinaje deben ser resistentes como para soportar los saltos, elevaciones y giros rápidos que conlleva una actuación olímpica. Y la diseñadora de vestuario Gail Johnson declaró a Refinery 29 que es partidaria de utilizar mallas y tirantes transparentes para añadir soporte a los trajes. También sugiere a sus clientes que sometan sus trajes a una rigurosa prueba, varias semanas antes de un evento importante para asegurarse de que aguantarán. Para vestidos como el que lució Gabriella Papadakis en PyeongChang, el diseñador Pat Pearsall declaró a USA Today que sugiere un sistema extra. Si un cierre se rompe, el siguiente sistema mantendrá todo en orden. Se dice que para el vestido de Papadakis, se hizo un arreglo de última hora antes de que actuara. La vestuarista Lisa McKinnon declaró a USA Today que cree que un par de segundos más de reparación habrían evitado el fallo. Mark Roberts, un infiltrado en varios Juegos Olímpicos, también tuvo un incidente en los Juegos de PyeongChang del 2018. Roberts salió al hielo, llevando volantes con un tutú rosa y con las palabras "Peace + Love" pintadas en el pecho. Se arrastró con zapatillas de deporte negras, resbalando varias veces. Algunas de sus apariciones anteriores estaban relacionadas con la promoción de marcas o sitios web. Pero en ese evento no parecía tener ningún vínculo promocional. Lee El Artículo Completo (en Íngles): https://www.thelist.com/759763/awkwar...