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Antonio BETANCORT: El muro al que una lesión le robô la gloria

Antonio Betancort: El muro al que una lesión le robó la gloria Antonio Rodrigo Betancort Barrera nació el 13 de marzo de 1937 en Las Palmas de Gran Canaria, donde también falleció el 15 de marzo de 2015, a los 78 años. Fue en su tierra natal donde empezó a forjar la historia de uno de los mejores porteros españoles de la década de los 60, una carrera marcada por títulos, récords, actuaciones inolvidables… y una lesión que le costó un lugar en la eternidad europea. Inició su trayectoria en el Atlético Unión, filial de la UD Las Palmas, hasta que recibió su oportunidad en el primer equipo de la mano del técnico Satur Grech, en 1957, en un empate 2-2. En sus primeros años fue suplente del mítico Pepín. Sólo tras la salida de éste rumbo al Real Betis se consolidó como titular del equipo canario en la temporada 60-61. En 1961, el destino lo llevó al club más grande del mundo: el Real Madrid. Sin embargo, su primera temporada fue discreta, eclipsado por grandes nombres como Rogelio Domínguez y José Vicente Train. Por ello, fue cedido al Deportivo de La Coruña, donde ganó experiencia antes de regresar a la capital en 1963. Fue entonces cuando comenzó a forjar su leyenda en el Santiago Bernabéu. Con su estilo sobrio, reflejos felinos y una seguridad inquebrantable bajo los palos, Betancort se convirtió en uno de los pilares del Real Madrid en los años 60. Se ganó la confianza del técnico Miguel Muñoz y se adueñó del arco madridista, relegando al vasco Araquistáin. Disputó 177 partidos oficiales con el Real Madrid, y en total jugó 221 encuentros de Liga a lo largo de su carrera, encajando 220 goles. Betancort fue figura clave en la mítica generación “Ye-Yé” del Real Madrid, junto a Amancio, Pirri, Velázquez, Zoco, Sanchís, Gento y Grosso. Participó activamente en el camino hacia la Sexta Copa de Europa, en 1966 — aunque el destino fue cruel: sufrió una lesión muscular en el primer partido de semifinales contra el Inter de Milán y, aunque jugó lesionado durante todo el encuentro sin posibilidad de ser sustituido, mantuvo la portería a cero y ayudó al equipo a clasificarse para la final. Pero no pudo jugarla. La gloria le fue robada por una lesión.