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San Chárbel fue un ermitaño del rito maronita. Gran amante de la Eucaristía y de la Virgen Santísima. Ejemplo de vida consagrada y de ermitaño. Dios ha querido manifestar su gloria por medio de este humilde ermitaño. Gran cantidad de milagros ocurren por su intercesión. Numerosas de sus imágenes milagrosamente exudan aceite el cual se utiliza en la oración por los enfermos. Además de ser bien conocido en el Medio Oriente y en toda la Iglesia, en América es, particularmente venerado en México a partir de la inmigración maronita que comenzó en el siglo XIX. Su devoción se propaga en la actualidad muy rápido por el aumento de milagros. Nació en el pueblo de Beqakafra, a 140km. del Líbano, capital libanesa, el 8 de mayo, de 1828. Fue bautizado a los ocho días en la Iglesia de Ntra. Señora en su pueblo natal, recibiendo por nombre Yusef (José). Ya desde joven era ascético y de profunda oración. A la edad de 14 años fue pastor de ovejas y aumenta su oración. Se retiraba con frecuencia a una cueva que descubrió cerca de los pastizales para adentrarse en horas de oración. Por ello recibió muchas burlas de otros jóvenes pastores. . Vocación A los 20 años de edad, Yusef es el sostén de su casa. Es el tiempo de contraer matrimonio pero él se siente llamado a otra vida. Después de tres años de espera, escuchó la voz del Señor: "Deja todo, ven y sígueme". Así, una mañana del año 1851 se dirige al convento de Ntra. Señora de Mayfouq, donde fue recibido como postulante. Al entrar en el noviciado renuncia a su nombre bautismal y escoge como nombre de consagración: Chárbel. En el convento de Annaya, profesó los votos perpetuos como monje en 1853. Fue ordenado sacerdote el 23 de julio, de 1859 por Mons. José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo Massad. Ermitaño Chárbel recibió autorización para la vida ermitaña el 13 de febrero, de 1875. Desde ese momento hasta su muerte, ocurrida en la ermita de los Santos Pedro y Pablo, la víspera de la Navidad del año 1898, se dedicó a la oración, la ascesis, la penitencia y el trabajo manual. Comía una vez al día y llevaba silicio. Muerte y milagros El padre Chárbel alcanzó la celebridad después de su muerte. Dios quiso señalar a este santo por numerosos prodigios: Su cuerpo se ha mantenido incorrupto. Beatificación y Canonización Debido al constante culto del pueblo hacia el Padre Chárbel, en 1925, el Padre Superior General Ignacio Dagher solicita la apertura del proceso de beatificación. Siendo beatificado el 5 de diciembre de 1965 por el Papa Pablo VI. Finalmente, el mismo Papa, lo canoniza el 9 de octubre de 1977, convirtiéndose así en el primer santo oriental desde el siglo XIII, que debido a su don de sanar enfermos y a los milagros q se le adjudican se le ha nombrado Patrono de los que sufren en cuerpo y alma. La costumbre de los listones de colores. Como bien es sabido en la Iglesia católica veneramos a los santos y tenemos la costumbre de hacerles peticiones de diferentes índoles. San Chárbel no es la excepción, sin embargo, la forma de solicitar la petición es un poco distinta de como ocurre con otros Santos. A San Chárbel le escriben comúnmente, la petición en un listón de cualquier color menos negro o blanco, para que no se le “olvide” interceder ante Dios por nuestra necesidad. Esta costumbre se volvió piedad popular en el centro histórico de la Ciudad de México, específicamente en la Catedral Maronita. Cuentan que un día una fiel preocupada por una enfermedad que no sanaba paso a orar para pedir la misericordia de Dios y viendo la imagen de San Chárbel le pide su ayuda, sin embargo, es tanta su angustia que decide dejarle por escrito la petición para que no la olvide y al no encontrar papel para anotarla lo hace en un pedazo de listón que acababa de comprar. Pasado el tiempo regresa agradecida por que Dios le había sanado por la intercesión de San Chárbel y en gratitud le deja otro listón de color blanco. El color blanco se reserva para dar las gracias; después de recibir las bendiciones de Dios le agradecemos a nuestro intercesor con otro listón de color blanco. Esta tradición ha trascendido fronteras y es común ver en otros países, imágenes del santo maronita con vistosos listones atados a su cuello, brazos y pies. Sin embargo, este tipo de actos pueden llevarnos a pensar que es el listón el que presenta el poder de resolver nuestra dificultad cuando en realidad no es así y con relación a esto, la Iglesia Católica no reconoce que los listones tengan alguna cualidad especial y recomienda que todo acto de esta naturaleza sea hecho libre de todo pensamiento mágico o supersticioso.