El cirujano vio a una mendiga y no podía creer lo que veía... скачать в хорошем качестве

El cirujano vio a una mendiga y no podía creer lo que veía...

Venancio se limitó a sonreír socarronamente a su viejo amigo. Las normas son más estrictas, tienes razón. Pero tú tienes una educación excelente, ¿no? Toda la capital ha oído hablar de tus logros. ¿Qué sentido tiene mantener a un especialista tan valioso con raciones de hambre en un hospital público? Créeme, la jornada laboral aquí no es diferente de la que tienes ahora. La única diferencia es que los pacientes saben adónde van y que tienen que pagar por una visita. Por eso no hay sobornos, porque ya está todo pagado. Todo está en el recibo, ¿sabes? Por lo demás, los mismos pacientes, los mismos problemas, sólo que en lugar de un soborno hay un precio concreto. Rosendo negó con la cabeza: ¿Y el pueblo llano?