У нас вы можете посмотреть бесплатно INDIA le PATEA EL C*LO a Japón y China, motos BARATAS или скачать в максимальном доступном качестве, видео которое было загружено на ютуб. Для загрузки выберите вариант из формы ниже:
                        Если кнопки скачивания не
                            загрузились
                            НАЖМИТЕ ЗДЕСЬ или обновите страницу
                        
                        Если возникают проблемы со скачиванием видео, пожалуйста напишите в поддержку по адресу внизу
                        страницы. 
                        Спасибо за использование сервиса ClipSaver.ru
                    
Japón dominó el mundo de las motos durante medio siglo. Honda, Yamaha, Suzuki, Kawasaki: nombres que sonaban a ingeniería perfecta, a calidad inquebrantable. Pero algo pasó en el camino. Se volvieron caros, lentos, obsesionados con sus propios mercados envejecidos. Mientras tanto, en India, una revolución silenciosa estaba gestándose. No con fuegos artificiales ni anuncios pomposos. Con acero, sudor y una estrategia tan brutal como efectiva. Hoy India ya es el mayor productor de motocicletas del planeta. Más de veinte millones de unidades al año. Veinte millones. Para que te des una idea, eso es más que Japón y Europa juntos. Pero no se trata solo de cantidad. Se trata de algo mucho más peligroso para los japoneses: se trata de que India aprendió a jugar el juego mejor que ellos. El primer golpe es el más obvio pero el más letal: los costos. India produce motos con mano de obra que cuesta una fracción de lo que paga Japón. Pero aquí está la trampa: no es mano de obra improvisada. Es gente que lleva décadas ensamblando motores, soldando chasis, ajustando transmisiones. La especialización llegó. Y con ella, una cadena de suministro completamente integrada. Acero indio, aluminio indio, componentes electrónicos indios. Todo dentro del mismo país. Eso significa menos costos de importación, menos dependencia de crisis globales, menos vulnerabilidad. China tiene algo similar, sí. Pero China tiene un problema enorme: nadie confía en sus motos. Las ven como juguetes desechables. India, en cambio, ha construido algo diferente. Algo que huele a confiabilidad sin costar un riñón. Y aquí es donde la cosa se pone interesante. Porque India no está jugando solo. Está jugando con los mejores. Hero se asoció con Harley Davidson. Sí, la marca más estadounidense que existe, la que vende sueños de libertad en dos ruedas, ahora fabrica motos en India. La equis cuatrocientos cuarenta es una Harley que puedes comprar sin hipotecar tu casa. Una Harley de verdad, con ese ronroneo característico, pero a precio de mortal. ¿Entiendes la jugada? India no solo está fabricando, está robándose el prestigio de Occidente. Y eso es solo el comienzo. TVS, otra marca india, se alió con be eme. La Apache RR trescientos diez es una moto deportiva con tecnología alemana fabricada en la India. Pronto vendrá una ADV trescientos diez. Imagínate: una moto de aventura con el sello alemán, pero a un precio que no te hace llorar. Y por si fuera poco, Bajaj se juntó con Triumph. Motos británicas, con ese aire de distinción y herencia, producidas en masa en Pune. La plataforma cuatrocientos es una obra maestra de ingeniería colaborativa. Estas alianzas no son accidentales. Son estratégicas. India está comprando reputación mientras mantiene los costos bajos. Es el matrimonio perfecto entre prestigio occidental y eficiencia oriental. China nunca logró esto. Las marcas chinas siguen siendo vistas con recelo, como imitaciones baratas. India, en cambio, está siendo vista como el socio confiable, el que puede entregar calidad sin romper el banco. Ahora hablemos del mercado. Japón se encareció tanto que sus motos se volvieron artículos de lujo. Una Yamaha MT cero nueve cuesta más de diez mil dólares. Una Honda CB mil está cerca de los quince mil. Son máquinas hermosas, sí, pero inaccesibles para la mayoría del planeta. China, por su parte, se enfocó en scooters eléctricos y motos de ciudad ultra baratas. Dejaron un hueco gigantesco en el medio. Y ahí entró India como un toro en una cristalería. Motos entre tres mil y seis mil dólares. Ese es el rango mágico. Es lo que puede pagar un joven en México, en Colombia, en Tailandia, en Nigeria. Es el precio en el que las aspiraciones se encuentran con las posibilidades. La Bajaj Pulsar NS cuatrocientos Z es el ejemplo perfecto. Motor KTM, diseño agresivo, suspensiones decentes, frenos ABS, panel digital. Todo lo que necesitas para sentirte rápido sin gastarte lo que no tienes. Y está diseñada específicamente para Latinoamérica. India entendió algo que Japón olvidó: la clase media global no vive en Tokio ni en Los Ángeles. Vive en Bogotá, en Manila, en Lagos. Y esa clase media quiere motos que no sean ni juguetes chinos ni lujos japoneses.