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#podcast El imperio de los sentido de Nagisa Oshima analizada por Joan Ascanio. Hola, sacros y profanos, en esta ocasión les quiero hablar de El imperio de los sentidos, una película erótica a cabalidad del año 1976, dirigida por el siempre controvertido Nagisa Oshima, quien a lo largo de su vida se caracterizó por ser un enfant terrible del cine en Japón, ¿por qué razón? Veía mucha hipocresía en la sociedad de su tiempo, por esta razón decidió adaptar una vieja historia sobre una ex prostituta llamada Sada Abe, quien en 1936 asfixió a su pareja y luego le arrancó el pene con un cuchillo y se lo llevó consigo en un pañuelo que sostuvo en su mano por varios días hasta que fue apresada por la policía, quien la vio muy feliz y pensó que era muy sospechosa tal actitud, pues en aquella época no era muy natural ese estado de ánimo dado que Japón estaba en un período de entreguerras, militarizado y estaba invadiendo otras regiones de Asia en un expansionismo que se acentuaría con la llegada de la Segunda Guerra Mundial. Justamente, la película es una crítica al militarismo y el escape al que se ve obligada la población en tales tiempos difíciles a través del sexo desenfrenado. Si para nuestros ojos del siglo XXI la obra parece bastante pornográfica, para los espectadores de la década del 70 fue el acabose total, pues nadie se había atrevido a representar el sexo tan fielmente en una película, lo que ocasionó que su director tuviera que editar la película en Francia y al estrenarse se prohibiera en diferentes países y su actriz protagónica se viera estigmatizada en Japón de por vida. De hecho, la censura llegó hasta el título, pues en español se llamó La corrida del amor, un título muy castizo y divertido, pero en el resto del mundo se tradujo mal por errores de los traductores y probablemente porque las distribuidoras pensaron que un título más serio permitiría encontrar espectadores más comprensivos que vieran más allá del sexo explícito en pantalla. Es así como el título en español procede del francés, mientras que el título en inglés es todavía más extraño y académico: En el campo de los sentidos. Probablemente muchos pensaron en filosofía y budismo zen al escuchar estos nombres por primera vez, por lo que no pudieron ver el terrible humor presente en cada escena al que habría estado mucho más predispuesto el espectador promedio de haber conocido la película como La corrida del amor. Entrando en materia, desde un principio se nos presenta todo de la forma más idílica y ensoñadora posible: la imagen, los colores, las vestimentas, las locaciones y cada pequeño detalle está tan bien planificado que es como pasar la vista por un libro de grabados. Sada Abe se nos presenta como una sirvienta que trabaja para un matrimonio en medio de un invierno sereno, por lo que vemos caer bolitas de nieve y en las primeras escenas nos convencemos del condenado frío que puede propiciar la cercanía de la pareja; es así como tenemos que una de las compañeras de Sada le mete mano y le propone abiertamente tener un encuentro en la noche mientras las demás empleadas duermen, algo que Sada rechaza porque tiene sueño, pero, a su vez, es una excusa para no estar con su compañero; por otro lado, tenemos que ya de madrugada, la chica contempla a través de la puerta el encuentro entre el matrimonio al que sirve, lo que estimula su imaginación. Se suceden escenas en donde vemos los enfrentamientos entre las criadas por malos entendidos entre ellas y asistimos al primer encuentro entre Sada y su patrón, que ocurre como en la mayoría de las telenovelas, ella está trapeando el piso a la manera japonesa: lustrando el piso de madera con un trapo, con su quimono púrpura, entonces el patrón la agarra de la cintura, la atrae hacia sí y mete mano debajo del quimono para acariciar con sus dedos sus partes más sensibles, lo que ocasiona el tradicional y ya clichezudo entrecerrar de los ojos y las palabras a las que les falta aire para expresar que necesita volver al trabajo, a lo que el patrón accede y en buena hora, porque alguien aparece en el lugar donde están. Luego de esto vamos a asistir a más y más encuentros entre patrón y empleada utilizando diferentes estratagemas: pedirle que le lleve una bebida y le cante acompañada de un samisén (que es una especie de guitarra sin trastes de 3 cuerdas) al tiempo que disimulan delante de las demás criadas y la esposa el encuentro sexual, también tenemos que le solicita ayuda para colocarse la vestimenta y allí aprovechan para hacer de las suyas también. Como tanta secreteadera no es obstáculo para ninguna esposa, ésta termina por darse cuenta del amorío de los dos, pues ya casi no la toca su marido, algo a lo que ha obligado la propia Sada al hombre. ¿Por qué ha logrado tal dominio Sada sobre el esposo de su empleadora? Porque como ex prostituta tiene cierto dominio al momento de contraer las paredes vaginales sobre el miembro entre otras técnicas.