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En colaboración con Onda Cero, en el programa Más de Uno Madrid, con Pepa Gea, los viernes, a partir de las 13:15, proponemos paseos, visitas y rutas por la Sierra Norte de Madrid, que es el espacio más natural y auténtico de nuestra Comunidad. Para los que no nos situéis, estamos en el triángulo norte de nuestra región, a ambos lados de la A-1. Este año, los acebos vienen muy cargados de frutos, esas bolitas rojas que, junto a sus hojas verdes brillantes, hacen de este arbusto (algunos son árboles de gran tamaño) un símbolo de la Navidad, ya que permanece con fruto hasta el invierno, y, aunque es pronto, ya se pueden ver en su plenitud. Sin llegar a los 1.500 años del tejo milenario de Rascafría, en la sierra también hay reconocidos acebos con varios siglos de vida. Como ocurre con los tejos, el acebo es una especie protegida y está prohibido cortarlo, arrancarlo o recolectar sus frutos. Aunque se pueda ver esporádicamente en muchos de los bosques de la Sierra Norte de Madrid, es una especie valiosa y más bien escasa. Asimismo, hay que tener en cuenta que sus llamativos frutos son tóxicos, por lo que no hay que confundirlos con otros comestibles que se encuentran en los bosques. No todos los acebos tienen las bolitas rojas, ya que, además de necesitar que se polinicen sus flores en primavera, solo dan frutos los árboles hembra. En contra de lo habitual, el fruto es muy tardío, sale sobre octubre o noviembre, y dura hasta el invierno. Otra curiosidad es que sus características hojas con el borde espinoso (tienen pinchos) solo están en las hojas más bajas. Las hojas a más altura son lisas, y esto es un mecanismo de defensa para evitar que los herbívoros se las coman. Aunque ya hablamos de La Acebeda, que tomó su nombre, precisamente, por sus antiguos bosques de acebos, hoy en día es en Robregordo, donde se encuentra la acebeda mejor conservada de la Comunidad de Madrid y de todo el centro peninsular. Está en la dehesa boyal, que es un espacio común del municipio, donde se hallan pastos con grupos de árboles, que, en este caso, se alternan especialmente los acebos con los robles, y donde pasta libremente el ganado, por lo que es normal encontrarse con las vacas. No es un bosque cerrado y tupido, más bien, son pequeñas agrupaciones de árboles entre pastos. La ruta propuesta rodea la dehesa, por un camino sencillo, aunque algo en pendiente, hasta llegar a la Horizontal, una pista, que, sin apenas inclinación, recorre gran parte de los Montes Carpetanos y con unas vistas ¡increíbles!... Se ven acebos casi desde el inicio, y hay caminos intermedios de vuelta. De regreso, se baja por otro de los caminos que bordea la dehesa, y podemos dar una vuelta por Robregordo, que cuenta con la Iglesia de Santa Catalina, del siglo XVII; construcciones como la fragua y el potro de herrar, antiguas viviendas tradicionales y la antigua vía del tren que iba a Burgos. Más info en https://www.SierraNorte.com/ondacero