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¡Explóralas con prudencia! ¡Las mujeres las ocultan! Schopenhauer lo sabía... ¿Sabías que el filósofo Arthur Schopenhauer descubrió verdades tan profundas sobre la naturaleza femenina que fueron censuradas durante décadas? Mientras la mayoría de hombres viven engañados por la ilusión romántica, creyendo que el amor es algo místico y puro, Schopenhauer reveló la verdad brutal: todo es Voluntad ciega, instinto de supervivencia disfrazado de sentimiento. Y cuando entiendes esta realidad tal como él la vio, las dinámicas de poder en las relaciones cambian completamente a tu favor.Schopenhauer no era un romántico. Era un realista brutal que dedicó su vida a entender por qué sufrimos en las relaciones, por qué nos atraen ciertas personas, y por qué el amor que parece eterno se convierte en indiferencia. Sus conclusiones fueron tan controversiales que incluso hoy muchos las rechazan, no porque sean falsas, sino porque duelen demasiado admitirlas.La primera verdad que Schopenhauer reveló es devastadora: la atracción no es consciente. No eliges de quién te enamoras ni por qué. Todo está orquestado por lo que él llamó "la Voluntad", esa fuerza ciega que existe antes que tu razón, antes que tus sentimientos, antes que todo. La Voluntad solo tiene un objetivo: perpetuarse, reproducirse, continuar existiendo. Y usa tu cuerpo y tu mente como marionetas para lograrlo.¿Alguna vez te has preguntado por qué te atraen ciertas mujeres y otras no? ¿Por qué esa mujer específica te quita el sueño mientras otras, quizás más compatibles contigo, no generan nada? Schopenhauer tenía la respuesta: tu inconsciente está calculando genética. Está midiendo qué combinación de sus genes con los tuyos produciría la descendencia más fuerte. Todo lo que llamas "química" o "conexión especial" es simplemente tu ADN haciendo matemáticas de supervivencia.Pero aquí está el conocimiento que te da poder: si la atracción no es consciente, entonces puedes influir en el inconsciente. Mientras otros hombres intentan convencer a una mujer racionalmente de que son buena pareja, tú vas a hablarle directamente a su Voluntad primitiva. Y eso cambia todo el juego.Schopenhauer entendió algo que la psicología moderna apenas está empezando a confirmar: las mujeres no eligen pareja basándose en argumentos lógicos. Su instinto evalúa señales profundas de fortaleza, estabilidad genética, capacidad de protección y estatus. Cuando un hombre intenta razonar su camino hacia el corazón de una mujer con palabras bonitas y promesas elaboradas, está perdiendo el tiempo. Su Voluntad no escucha palabras, lee energía, presencia, comportamiento.La trampa en la que caen millones de hombres es creer que siendo "buenos" van a ganar. Escuchan, son serviciales, están siempre disponibles, creen que demostrando su valor a través de acciones gentiles van a generar atracción. Pero la Voluntad femenina no responde a la bondad como recompensa. Responde a señales de fortaleza como mecanismo de supervivencia.Schopenhauer observó que las mujeres están biológicamente programadas para detectar debilidad. No por crueldad, sino por instinto. En tiempos primitivos, elegir un compañero débil significaba muerte para ella y sus hijos. Ese instinto sigue vivo hoy. Cuando demuestras necesidad emocional excesiva, cuando buscas su aprobación constantemente, cuando cambias tu comportamiento para complacerla, su radar interno detecta: este hombre necesita de mí más de lo que yo necesito de él. Y en ese momento, la atracción se desploma.La segunda verdad fundamental que Schopenhauer reveló tiene que ver con el sufrimiento. Él decía que la vida es esencialmente sufrimiento porque siempre estamos queriendo algo que no tenemos. Primero queremos conquistar a la mujer. Después queremos mantener su interés. Luego queremos que nos ame más. El deseo nunca termina. Y las mujeres, consciente o inconscientemente, utilizan esto a su favor.Cuando una mujer ve que un hombre ya está satisfecho, que ya la conquistó mentalmente, que ya se siente seguro de tenerla, su interés disminuye. ¿Por qué? Porque la Voluntad siempre busca lo que está incompleto, lo que falta, lo que genera tensión. La satisfacción mata el deseo. Por eso las relaciones que empiezan con fuego intenso se apagan cuando se vuelven cómodas y predecibles.Aquí es donde Schopenhauer te da un arma poderosa: nunca dejes que ella sienta que ya te tiene completamente. Mantén siempre un espacio de misterio, de incertidumbre, de desafío. No por manipulación, sino porque así funciona la naturaleza humana. El hombre que ya fue conquistado pierde valor. El hombre que sigue siendo un desafío mantiene la atracción viva.La tercera verdad schopenhauriana es quizás la más difícil de aceptar: después de la conquista viene la desilusión inevitable.