У нас вы можете посмотреть бесплатно El Paraíso TEMPLARIO (SORPRENDENTE!) или скачать в максимальном доступном качестве, видео которое было загружено на ютуб. Для загрузки выберите вариант из формы ниже:
Если кнопки скачивания не
загрузились
НАЖМИТЕ ЗДЕСЬ или обновите страницу
Если возникают проблемы со скачиванием видео, пожалуйста напишите в поддержку по адресу внизу
страницы.
Спасибо за использование сервиса ClipSaver.ru
Al nordeste de la provincia de Castellón, entre los valles interiores y el litoral mediterráneo, se extiende una zona montañosa que genera un microclima, en donde prospera una variada vegetación y una fauna autóctona; se trata de la Serra d’Irta, cuyas singulares características no tardaron en llamar la atención de los caballeros templarios. La zona costera del norte de la actual provincia de Castellón ha sido siempre un territorio muy fértil, como lo confirma la cantidad de alquerías (granjas de explotación agraria creadas por los andalusíes), con sus correspondientes sistemas de riego (norias, canales, pozos, albercas, etc.). Por ello, esta zona fue considerada del mayor interés para una Orden tan laboriosa, en todos los sentidos, como fue la templaria. Este territorio no es otro que la paradisíaca Serra d’Irta, donde los templarios supieron encontrar formas de convivencia con los hispano-musulmanes, anteriores propietarios de este territorio. Debido a su cercanía al mar, las montañas de esta Sierra descienden abruptamente, formando a lo largo de 12 kilómetros, numerosos acantilados, calas, cornisas y arrecifes marinos. Su gran singularidad es, precisamente, la combinación del mar y la montaña en escasos metros, lo que permite contemplar, desde los picos más elevados, espléndidas panorámicas de la costa, e incluso, se pueden llegar a ver las Illes Columbretes, frente a la Costa del Azahar. Las anteriores alcazabas se convirtieron en fortalezas de triple recinto militar, y las aldeas en centros de producción agraria y ganadera. Todo ello dependiendo de los comendadores templarios, quienes supieron erigir tres sólidos castillos: Peñíscola, Polpís y Xivert; curiosamente, los tres de origen hispano-musulmán. El primero, en la costa, sobre un islote en forma de península –de ahí el nombre del lugar-; y los dos siguientes, de montaña. A pesar de que la presencia del Temple en Peñíscola fue tardía, a los caballeros de la cruz de las ocho beatitudes les debe esta ciudadela sus más espectaculares realizaciones. La fortaleza, terrestre y marítima –conocida como “El Macho”- constituye un armonioso conjunto que arranca de la roca misma, a 46 metros sobre el nivel del mar. El castillo, que cuenta con embarcadero propio, fue construido sobre los restos de la alcazaba musulmana. Los artífices directos fueron fray Berenguer de Cardona, entonces maestre provincial de la Orden del Temple, y fray Arnaldo de Banyuls, que era el comendador templario de Peñíscola. Los escudos de ambos se conservan esculpidos en diferentes lugares de la fortaleza.