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En este video encontrarás una profunda y sentida oración dedicada a todas aquellas almas que partieron sin ser recordadas, sin palabras de despedida ni plegarias que las acompañen. Es un momento para detenerse, abrir el corazón y ofrecer luz a quienes han quedado en el silencio y el olvido. A través de estas palabras podrás unir tu voz a la de quienes buscan consuelo para los difuntos que nadie nombra, especialmente para personas que murieron solas, olvidadas o sin la compañía de un ser querido. Que esta oración sea un puente de esperanza, amor y paz eterna. 🙏 Dedica unos minutos a rezar, reflexionar y dar un gesto de compasión que puede marcar la diferencia para esas almas que esperan ser recordadas. ✨ Suscríbete para encontrar más oraciones, reflexiones y mensajes de esperanza. Dios bueno y lleno de misericordia, hoy me acerco a Ti con el corazón abierto, cargado de gratitud y de un profundo deseo de compasión. Me presento ante Tu presencia para recordar a quienes nadie recuerda, para hablar por aquellos cuyos nombres se han perdido entre el silencio y el olvido. Vengo a ofrecerte esta plegaria por las almas que no tienen a nadie que pronuncie una palabra por ellas, que no reciben súplicas ni lágrimas, pero que siguen siendo amadas por Ti. Señor, Tú conoces a cada una de esas almas. Sabes cómo vivieron, cómo lucharon, cómo sufrieron y cómo llegaron a su último suspiro. Tú viste sus alegrías secretas y sus miedos más hondos. Conoces sus errores y debilidades, pero también sus gestos de bondad que nadie aplaudió. Nada quedó oculto a Tus ojos compasivos. Hoy pongo en Tus manos el recuerdo de todas ellas. Te suplico que mi voz sirva como un puente para quienes no tienen quien les tienda la mano. Inclínate, Señor, hacia esas almas que vagan en el silencio del olvido. Que Tu misericordia llegue hasta donde nadie ha querido mirar. Que Tu luz rompa la oscuridad que las rodea y que sientan el calor de Tu amor que nunca abandona. En especial, pienso en mis antepasados que prepararon caminos que hoy piso y cuyo nombre se ha perdido en el tiempo. Pienso en quienes partieron de manera inesperada, sin oportunidad de despedirse; en quienes murieron en soledad, sin una persona cercana que acompañara su partida; en las niñas y los niños que no pudieron crecer; en quienes fueron rechazados, incomprendidos o cargaron con dolores secretos. Tú sabes cuánto anhelaron ser amados, y sé que en Ti todavía pueden hallar consuelo. Te pido, Señor, que limpies sus corazones de todo aquello que los alejó de Tu abrazo. Borra culpas y heridas, disipa la tristeza que arrastraron y abre para ellos las puertas de Tu Reino. Haz que su sufrimiento se transforme en descanso y su silencio en canto de alabanza. Que cada alma perdida encuentre hogar en Tu ternura infinita. Dios fiel, que levantas a quien ha caído y sanas al que ha sido herido, permite que estas almas olvidadas encuentren la paz que quizá nunca conocieron en vida. Que experimenten ahora el gozo de ser recibidas, la certeza de no estar solas y la alegría de saberse amadas. Que sus espíritus se eleven libres, luminosos, sin miedo ni cadenas. También te pido por mí y por quienes todavía caminamos en este mundo. Enséñanos a no cerrar el corazón ante el dolor ajeno. Haz que el acto de rezar por los olvidados despierte en nosotros mayor compasión y solidaridad. Que comprendamos que nadie debe quedar sin ser recordado, porque cada vida es valiosa a Tus ojos. Señor de la vida y de la muerte, sostén mi fe en que ningún ser se pierde para siempre si se abre a Tu amor. Confío en que estas almas encontrarán un lugar seguro en Tu presencia y que, desde allí, puedan interceder por quienes seguimos buscando Tu luz. Te ofrezco, Padre bondadoso, mi deseo sincero de que Tu gracia alcance a todos aquellos que pronuncio sin conocer sus nombres, pero sabiendo que Tú los conoces por completo. Abrázalos con Tu amor, transforma su soledad en alegría, y que Tu misericordia sea para ellos descanso y salvación. Recibe también, Señor, mi súplica humilde: que el día en que yo mismo parta y quizá no quede quien pronuncie mi nombre, surja en algún corazón el impulso de orar por mí. Hazme consciente de que hoy puedo sembrar esa misma misericordia al recordar a otros. Dios eterno, principio y fin de todo, que Tu luz sea camino para estas almas, que Tu perdón las purifique y que Tu paz sea el descanso que tanto necesitan. Que mi oración, pequeña pero sincera, sea un gesto de amor que atraviese la distancia del tiempo y el olvido. Amén.