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Preocuparse en exceso nos roba energía y nos impide disfrutar del presente. El budismo enseña que gran parte de nuestras preocupaciones son solo creaciones de la mente, ligadas a miedos y expectativas que rara vez se cumplen. Cuando aprendemos a soltar esa carga innecesaria, abrimos espacio para la calma y la alegría. Así, la vida se vuelve más ligera y plena. En este vídeo descubrirás once enseñanzas budistas que te ayudarán a preocuparte menos y a vivir más. Antes de empezar, es importante para la continuidad del canal que le des "me gusta" al vídeo y te suscribas al canal. Así seguirás recibiendo nuestros nuevos vídeos. Enseñanza 1 – Suelta el apego excesivo. El apego excesivo es como una cuerda que nos ata al sufrimiento. Cuando nos aferramos a personas, situaciones o resultados, la mente se llena de miedo a perder. Ese miedo roba la calma y nos mantiene en constante ansiedad. Aprender a soltar no significa dejar de amar o de esforzarse. Significa vivir con más libertad interior. Muchas veces confundimos apego con amor. Creemos que cuanto más nos aferramos, más demostramos lo que sentimos. Pero el amor verdadero no encierra ni controla, deja espacio para respirar. Soltar no es abandonar, es respetar la libertad propia y ajena. En ese respeto florece la paz. Amar sin cadenas es amar con sinceridad. El budismo enseña que el apego es una de las causas principales del sufrimiento. Todo lo que nos rodea cambia y nada permanece igual. Aferrarnos a lo impermanente es luchar contra la realidad. Cuando soltamos, nos alineamos con el flujo natural de la vida. Y en ese fluir encontramos ligereza, calma y claridad. Soltar el apego no significa despreciar lo que tenemos, sino aprender a valorarlo sin miedo. Cuando sabemos que nada dura para siempre, cada instante se vuelve más precioso. La gratitud sustituye a la ansiedad. Disfrutamos del presente sin exigir que se repita. Así, lo que tenemos se convierte en un regalo auténtico. Aferrarse a resultados también genera tensión. Queremos que todo salga exactamente como imaginamos, y sufrimos si no ocurre así. Pero la vida no siempre responde a nuestros planes. Soltar ese control excesivo nos da serenidad. Nos permite aceptar lo que llega y adaptarnos con sabiduría. En esa flexibilidad está la verdadera fuerza. La meditación es una práctica poderosa para soltar. Al observar los pensamientos y emociones sin aferrarnos a ellos, aprendemos a dejarlos pasar. Como nubes que cruzan el cielo, vienen y van sin que tengamos que retenerlos. Esa experiencia nos enseña a vivir con más desapego. Y el desapego trae consigo libertad. El apego excesivo convierte la vida en una cadena de expectativas. Queremos que todo permanezca, que nadie se vaya, que nada cambie. Pero la realidad es movimiento constante. Al soltar, en lugar de sentir pérdida, sentimos renovación. Cada final abre la puerta a un comienzo. La vida se expande cuando dejamos espacio libre. Soltar también significa confiar. Confiar en que lo que deba quedarse permanecerá, y lo que deba irse dará paso a nuevas experiencias. Esa confianza nos libra de la angustia. Nos recuerda que no estamos obligados a retener todo con nuestras manos. La vida fluye mejor cuando no intentamos controlarla por completo. El budismo nos recuerda que la verdadera paz nace del desapego. Aferrarse demasiado es como cargar una mochila llena de piedras. Cada pensamiento, cada exigencia, cada miedo la hace más pesada. Al soltar, la mochila se aligera. Caminamos con más ligereza y alegría. La paz no está en poseer, sino en dejar ir. Cuando soltamos el apego, también soltamos el miedo. El miedo a perder, el miedo al cambio, el miedo a quedarnos vacíos. Descubrimos que en realidad nunca estamos vacíos: siempre hay nuevas oportunidades, nuevas personas, nuevos caminos. La vida es generosa con quien confía en su fluir. Esa confianza nos devuelve la calma. Soltar no significa desinterés, sino amor consciente. Un amor que no depende de la posesión, sino de la libertad. Esa forma de amar es más plena, porque no exige, solo agradece. En lugar de cadenas, construye puentes. Y esos puentes nos conectan con una paz más profunda y duradera. La enseñanza de soltar el apego excesivo nos invita a vivir con mayor ligereza. Nos recuerda que nada ni nadie nos pertenece del todo. Que cada experiencia es un regalo pasajero. Al comprender esto, dejamos de luchar contra lo inevitable. Y en ese soltar descubrimos la serenidad que siempre estuvo disponible. #budismo #enseñanzasbudistas #sabiduríabudista