У нас вы можете посмотреть бесплатно Dijo que yo También Podía DIVERTIRME Después de su Tercera TRAICIÓN pero Ahora se ARREPIENTE или скачать в максимальном доступном качестве, видео которое было загружено на ютуб. Для загрузки выберите вариант из формы ниже:
Если кнопки скачивания не
загрузились
НАЖМИТЕ ЗДЕСЬ или обновите страницу
Если возникают проблемы со скачиванием видео, пожалуйста напишите в поддержку по адресу внизу
страницы.
Спасибо за использование сервиса ClipSaver.ru
Tras siete años de matrimonio, descubrí a Daniel Bustamante engañándome tres veces. La primera vez, se arrodilló bajo la lluvia, suplicando mi perdón. La segunda vez, se alió con mis padres, armando berrinches para impedir nuestro divorcio. La tercera vez, se rindió por completo, sonriendo con indiferencia. ¿Por qué no buscas a alguien tú también? ¿Satisfecha ahora? —dijo. ¿Satisfecha? Extremadamente. No fue hasta que realmente lo intenté, que finalmente lo entendí. El sabor de la juventud y la vitalidad era, en efecto, maravilloso. Pero Daniel terminó lamentando sus acciones. En mi cumpleaños número 29, me encontré sola en una casa vacía. Dos minutos antes, Daniel, quien había prometido apresurarse para estar conmigo, me envió un mensaje. “Ha surgido algo urgente.” “No podré volver. Te compensaré mañana.” Todo fue tan repentino. Inmediatamente después, su secretaria Lucia Espitia, publicó algo en Facebook, claramente dirigido a mis ojos. Un hotel de más de cien pisos de altura, ofreciendo una vista panorámica de toda la ciudad. En una bañera junto a las ventanas del suelo al techo, dos manos cubiertas de abundante espuma, entrelazadas. La atmósfera íntima era inconfundible. La marca de un anillo de bodas recién retirado aún era visible. Reconocí la mano de Daniel al instante. Ridículamente, ya no sentí nada. Después de todo, no era su primera infidelidad. La publicación en Facebook desapareció rápidamente. Lucia añadió otra publicación: "Publiqué algo equivocado. El jefe me va a castigar severamente." Carita llorando. Apagué mi teléfono. Mi corazón estaba entumecido, pero mi cuerpo sentía frío, empujándome a buscar calor. Conduje de regreso a la casa de mis padres. En el umbral, hice un ademán de llamar a la puerta, pero encontré mi mano congelada en el aire, como si cuerdas invisibles la ataran. Así me quedé varios minutos. Desde dentro, pude escuchar la voz de mi hermano Denis. Mamá, papá, ¿no es hoy el cumpleaños de mi hermana?